Durante una visita a China, Rodrigo Duterte afirmó que su país no obtuvo ningún beneficio de esa relación y cuestionó a Occidente por decidir la política exterior de Filipinas.
Una vez más, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, manifestó su rechazo a las políticas de EE.UU. respecto a su país y fue contundente. “Es tiempo de decirle adiós”, expresó durante una visita a China, en una muestra de los cambios que implementa en las relaciones diplomáticas, publicó el sitio Inquirer.
“Su estancia en mi país fue para su propio beneficio. Entonces, es tiempo de decirle adiós, mi amigo”, manifestó el mandatario filipino durante una gira de cuatro días por China, donde agregó que no irá más a EE.UU. ―país que consideró a Filipinas como colonia hasta las primeras décadas del siglo XX― para evitar ser insultado.
Más cambios en la política exterior
Además, cansado de que las relaciones internacionales de su país estén marcadas por la agenda de Occidente, Duterte decidió redefinir los lazos diplomáticos e inició un acercamiento con China. De esta manera, cambió la política de su predecesor, Benigno Aquino III, quien se había enfrentado a Pekín por sus reclamos en el mar de la China Meridional.
Como parte de esta reconfiguración de los vínculos, el presidente filipino, quien asumió en junio de este año, suspendió los patrullajes junto a EE.UU. en el mar de la China Meridional y amenazó con dar por terminados los ejercicios militares conjuntos.
La lucha contra la droga
Ni bien llegó al poder, Duterte lanzó una guerra contra las drogas e, incluso, instó a la población a asesinar a los adictos y a narcotraficantes. En los primeros meses de esta política fueron asesinadas más de 3.700 personas, lo que valió una advertencia de la Corte Penal Internacional, que aseguró que los responsables de las matanzas podrían enfrentar acusaciones.