LA JORNADA

Una nueva teoría afirma que el fin del universo será ocasionado por una serie de explosiones descomunales sin precedentes

Para el momento en que estas explosiones ocurran, “las galaxias se habrán dispersado y los agujeros negros se habrán evaporado”, asegura el autor de la teoría

El fin del universo será ocasionado por una serie explosiones descomunales sin precedentes causadas por supernovas de enanas negras, según una nueva teoría expuesta en un artículo prepublicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.

Una vez que las estrellas conocidas como enanas blancas, que no tienen la masa suficiente para explotar como supernovas, se enfrían y dejan de emitir radiación, dan paso a unos cuerpos estelares inertes y congelados llamados enanas negras.

Esta nueva teoría propone que las supernovas de enanas negras serán el resultado final de un proceso conocido como fusión picnonuclear, en el que los núcleos atómicos dentro de estos objetos se acercarían entre sí más de lo que normalmente sería posible, convirtiendo finalmente todos los elementos de la estrella en hierro.

Una vez que la enana negra esté compuesta mayoritariamente por hierro, sería aplastada por su propia masa. Este colapso se daría de una manera acelerada, desencadenando una enorme implosión que expulsaría las capas externas sobrantes de la enana negra.

“Estas reacciones llevan un tiempo increíblemente largo”, dijo el autor del estudio Matt Caplan, físico teórico de la Universidad Estatal de Illinois. “Podrías esperar un millón de años y no ver ni una sola reacción de fusión en una enana negra”.

No obstante, únicamente las enanas negras con masas entre 1,16 y 1,35 veces la del Sol se convertirán en supernovas, por lo que se estima que alrededor del 1 % de todas las estrellas, es decir unas mil millones de billones (10^21), alcancen este punto.

Para cuando las primeras enanas negras exploten, “las galaxias ya se habrán dispersado, los agujeros negros se habrán evaporado, y la expansión del universo habrá arrastrado a todos los objetos restantes tan lejos que ninguno verá nunca a ninguno de los otros explotar. Ni siquiera será físicamente posible que la luz viaje tan lejos”, concluyó Caplan.

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