A medida que los arrendatarios dejan de vender sus artículos de lujo por ‘razones técnicas’, los políticos de izquierda contemplan un plan para volver a “abastecer a la población con bienes cotidianos”
El centro comercial berlinés KaDeWe (acrónimo en alemán para ‘Grandes Almacenes del Oeste’), que era conocido como un símbolo del ‘milagro económico alemán’ desde la década de 1950 y es uno de los complejos de tiendas más grandes en Europa, ha comenzado a cerrar luego de que su operadora se declarara en quiebra.
La causa de la insolvencia son los pagos de alquiler insoportables a un conglomerado matriz, Signa Holding, que también está en bancarrota desde noviembre pasado, cuando el multimillonario y mayor beneficiario René Benko abandonó el negocio sin graves pérdidas para su fortuna.
Las deudas por valor de miles de millones de dólares acumulados por Signa, que es una empresa multinacional, obligaron a las autoridades alemanas a buscar formas para salvar al símbolo nacional del comercio minorista y una solución ha llegado del Partido de Izquierda.
‘Fundir terrenos e inmuebles’
Le idea es “remunicipalizar” el centro comercial por medio de “la fusión de terrenos e inmuebles en manos municipales”, recoge Bild. Este enfoque, en opinión de los herederos de la tradición anticapitalista alemana, es indispensable para “asegurar estos lugares comunitarios y para abastecer a la población con bienes cotidianos“. Los productos cotidianos se traducen en esta propuesta en artículos de mercería, papel higiénico, salsas y café en lugar de bebidas, perfumes de lujo y bolsos de cuero, que destacan entre los artículos que estaban disponibles para la compra en KaDeWe hasta los últimos días.
La diputada Janine Wissler, presidenta de la Izquierda sostuvo en declaraciones al medio germano que considera “una imprudencia que alguien como Benko saque dinero de las empresas y ni siquiera tenga que responder por ello cuando colisiona su coche contra una pared”. Wissler recordó que la idea de que el mercado puede resolver los problemas por sí solo “no es más que un cuento de hadas”.
Su copresidente, Martin Schirdewan, sugirió que “en lugar de seguir invirtiendo dinero y esperanzas en Signa, los municipios deberían actuar y transferir las propiedades al sector público”. Según este plan, el centro comercial renovado debería gestionarse “de forma cooperativa” y, según la buena tradición de las cooperativas de consumidores, “junto con los empleados”.
Clausura por zonas
Mientras tanto, el comercio en el emblemático edificio ha comenzado a cerrar por zonas, según lo atestiguó un reportero de Bild. Los estantes todavía están llenas de mercancías, pero marcas como KPM (porcelana), Lacoste, Boss, Ralph Lauren y Brinkhaus han dejado de vender sus productos colgando carteles con referencias a unas “razones técnicas”. Algunas secciones están vacías, al tiempo que el sitio web del centro comercial anuncia las “ventas finales” con descuentos de hasta 60 %.
En la operadora aseguran que las tiendas deben continuar sus operaciones, pero muchos proveedores se muestran inseguros porque desde hace meses no han recibido pagos de KaDeWe.