Reflexión sobre el khaos como vacío que ocupa un hueco en la nada cósmica y su relación con la Declaración de Independencia de Cataluña
La entrada en recesión de las economías mundiales en el 2008 implementó el estigma de la incertidumbre y la incredulidad en una sociedad inmersa en la cultura del Estado de Bienestar del mundo occidental y derivó posteriormente en un shock traumático al constatarse el vertiginoso tránsito desde niveles de bienestar hasta la cruda realidad de la pérdida del trabajo, posterior desahucio e inmersión en umbrales de pobreza, piezas desgajadas del puzzle inconexo del caos en el que estamos ya inmersos. Por caos (Khaos o “vacío que ocupa un hueco en la nada”) entendemos algo impredecible y que se escapa a la miope visión que únicamente pueden esbozar nuestros ojos ante hechos que se escapan de los parámetros conocidos pues nuestra mente es capaz de secuenciar únicamente fragmentos de la secuencia total del inmenso genoma del caos, con lo que inevitablemente recurrimos al término “efecto mariposa” para intentar explicar la vertiginosa conjunción de fuerzas centrípetas y centrífugas que terminarán por configurar el puzzle inconexo del caos ordenado que se está gestando.
El citado” efecto mariposa” trasladado a sistemas complejos como la Demoscopia, Metereología, Detección y Prevención de Epidemias o la Bolsa de Valores, tendría como efecto colateral la imposibilidad de detectar con antelación un futuro mediato pues los modelos cuánticos que utilizan serían tan sólo simulaciones basadas en modelos precedentes, con lo que la inclusión de tan sólo una variable incorrecta o la repentina aparición de una variable imprevista provoca que el margen de error de dichos modelos se amplifique en cada unidad de tiempo simulada hasta exceder incluso el límite estratosférico del cien por cien. Así,el Brexit, el triunfo de Donald Trump y la previsible Declaración Unilateral de Independencia en Cataluña marcarán el finiquito del “escenario teleológico” en el que la finalidad de los procesos creativos eran planeadas por modelos finitos que podían intermodelar o simular varios futuros alternativos y en los que primaba la intención, el propósito y la previsión y su sustitución por el “escenario teleonómico”, marcado por dosis extremas de volatilidad.
Cataluña o el sueño de una noche de verano
El puzzle inconexo del caos ordenado puede esbozarse mediante la llamada “Teoría de las Catástrofes” del científico francés René Thom y se basaría en dos conceptos antinómicos para intentar “comprender el orden jerárquico de la complejidad biológica”.Así, el concepto de estabilidad o equilibrio se refiere a un sistema que permanece estable aunque registre un cambio, principio que trasladado a la esfera política se traduciría en la Reforma del Régimen del 78 sin alterar sus principios esenciales (Monárquico, jacobino y neoliberal), tesis que defenderían los partidos del establishment dominante del Estado español (PP, PSOE y Ciudadanos). En la orilla antónima, encontramos el concepto de cambio cualitativo o discontinuidad que se produce cuando simples cambios cuantitativos pasan a ser otra cosa diferente y el sistema se transforma internamente de modo radical en una nueva realidad que modifica su situación de equilibro interno y se crea una situación nueva (Independencia de Cataluña), tesis defendida por los grupos independentistas catalanes PDeCAT, ERC y CUP y que es asociada por el aparato mediático del sistema dominante (mass media) con el advenimiento del caos.
En el supuesto de que el Govern catalán proceda a la Declaración Unilateral de Independencia (DUI), el Estado español procederá a la aplicación del artículo 155 de la Constitución y de la llamada Ley de Seguridad Nacional de aplicación inmediata mediante Decreto-Ley. Dicha Ley se aplicaría como respuesta a una crisis provocada por “una situación de interés para la Seguridad Nacional” con los objetivos de “garantizar la defensa de España y sus principios y valores constitucionales” así como para “proteger la libertad y el bienestar de los ciudadanos”. Su aplicación supondría de facto la defenestración del Presidente Puigdemont y el nombramiento de una “autoridad funcional” que centralizaría la actividad y tomaría el control de los Mossos d´Esquadra al tiempo que Rajoy asumiría una serie de funciones para manejar el Gobierno de la Comunidad Catalana, lo que significará de facto el final de la utopía de Puigdemont así como la pérdida de jirones democráticos del Estado español.