En el municipio de Villanueva, departamento de Chinandega, los pobladores recuerdan con aprecio y admiración al Padre Juan Bautista Peguero, dominicano, que se instaló en el pueblo para hacer del testimonio cristiano, un referente de vida por las artes, la poesía y escuchar la voz del prójimo. Era un hombre de voz potente, que utilizaba un megáfono para predicar la palabra de Dios en los autobuses. «El Padre Peguero amaba al pueblo y el respeto era inmenso, su voz de esperanza vibraba en los corazones» recuerda la poeta y escritora Darling Soriano.
Villanueva está ubicada a 85 kilómetros de la ciudad de Chinandega. El municipio sufrió por la pérdida de La Catedral del Norte, que fue severamente devastada, y a los pocos meses de ese infortunio, llegó al pueblo el Padre Peguero. » Fue como que el pueblo recuperara su alma» señala Soriano.
El Padre Peguero fue radical y carismático. Visitaba a la feligresía en sus casas y ayudaba a los enfermos, a quienes protegía con su palabra y su acto de fe. Escribió varias obras en Latín. Tenía la virtud y paciencia para escuchar a la gente.
En Villanueva llueve con mucha frecuencia y el río del mismo nombre del municipio atraviesa de este a oeste el bello paisaje, en un recorrido de al menos 60 kilómetros y en la zona norte, el río negro.
Pero hay algo muy particular entre los jóvenes que hacen vida con las artes y la poesía como Soriano y el poeta Ricardo Ríos, es el bar conocido como » El Desnucadero» donde las canciones de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, cantautores cubanos prevalecen en la caja de música antigua. Cuentan los jóvenes escritores que después de leer sus textos y bajo tremendo aguacero buscaban al Padre Peguero, ya en su lecho de enfermo para compartir sus experiencias. El Padre Juan Bautista Peguero, falleció el año 2017.