El pasado 20 de julio, fue un día festivo donde los devotos católicos celebran al Divino Niño Jesús y en Nicaragua no es la excepción.
Comienza la devoción al Divino Niño en Colombia en el año 1907, primero entre los carmelitas y después en la Comunidad Salesiana. Fueron tantos los favores concedidos que los devotos agradecidos propagaron la devoción por todas partes. Citamos el testimonio del milagro del 1915, reconocido por el obispo:
Los creyentes del Divino Niño Jesús cuentan que la devoción tiene sus raíces en el Monte Carmelo en Israel, porque era ahí donde el niñito Jesús iba con sus padres María y José, además de sus abuelos San Joaquín y Santa Ana a rezar.
El Padre Juan Rizzo quien llegó a Colombia en 1914 dejo, cuatro condiciones para recibir favores del pequeño santo milagroso como ofrecer una misa durante nueve domingos, dar una libra de chocolates o comida, además que se compartan víveres y propagar la devoción.
La devoción al Divino Niño es providencial, es luz para un mundo que desprecia la vida humana y en que tantos niños son abortados o abandonados. ¡Cuánto glorifica a Dios que reconozcamos que El nos envió a Su único Hijo!. El se hizo un niño pequeñito, igual que nosotros en todo menos en el pecado.
El es el Camino, la Verdad y la Vida. El y solo El renueva nuestros corazones para que seamos también nosotros hijos del Padre. Esta devoción se hace en la misma fe que nos mueve a rezar en el Padre Nuestro: “Venga Tu Reino”.