Expertos afirman que Berlín “está pagando el precio de sus políticas energéticas”
Alemania ha sido considerada una potencia económica durante la mayor parte de este siglo, dominando mercados internacionales con sus exportaciones y superando al resto de los países con su tasa de empleo.
Sin embargo, a día de hoy, Alemania se ha convertido en la principal economía desarrollada con peor desempeño del mundo, según recoge AP. Los pronósticos apuntan a que su nivel económico puede contraerse aún más este año. Tales cambios sacudieron el país europeo tras el inicio del conflicto ucraniano que le trajo la imposibilidad de adquirir el gas ruso a precio asequible, una pérdida muy notable para el motor manufacturero de Europa.
Christian Kullmann, director ejecutivo de la empresa química alemana Evonik Industries AG, advierte que el país corre el riesgo de “desindustrializarse” debido a la inacción gubernamental ante una situación bastante crítica que amenaza con el cierre de fábricas, que como consecuencia traerá pérdidas de puestos de trabajo.
De acuerdo con el empresario, la pérdida del gas ruso barato “dañó dolorosamente el modelo de negocios de la economía alemana“. “Estamos en una situación en la que estamos siendo fuertemente afectados, dañados, por factores externos”, lamentó. En la actualidad, el precio del gas es aproximadamente el doble que en 2021, teniendo en cuenta que las empresas deben funcionar las 24 horas para poder fabricar los materiales esenciales como vidrio, papel o metal.
“Fueron decisiones políticas equivocadas las que principalmente desarrollaron e influyeron en estos altos costos de energía. Y no puede ser que ahora la industria alemana y los trabajadores alemanes tengan que pagar la factura”, expresó Kullmann.
Al mismo tiempo, Alemania se enfrenta a otros problemas como una desaceleración en el crecimiento económico de China, su socio comercial clave; el retraso en el uso de la tecnología digital o en la aprobación de proyectos de energía renovable; así como la escasez de mano de obra calificada.
“Estamos viendo una competencia mundial por parte de los gobiernos nacionales por las tecnologías futuras más atractivas; atractivas significan las más rentables, las que fortalecen el crecimiento”, afirmó el directivo, al comentar los intentos de las compañías de hacer frente al ‘shock’ de precios con medidas alternativas que no resultan suficientes.
A su vez, Holger Schmieding, economista jefe del banco Berenberg, sostuvo que Berlín vivió la llamada “década dorada” de crecimiento económico en 2010-2020. Entonces, “la percepción de la fortaleza subyacente de Alemania también puede haber contribuido a las decisiones equivocadas de abandonar la energía nuclear, prohibir el ‘fracking’ para obtener gas natural y apostar por un amplio suministro de gas natural de Rusia”, manifestó.
Según sus palabras, ahora el país “está pagando el precio de sus políticas energéticas“. No obstante, el experto opina que a Alemania aún le queda tiempo para poder actuar y hacer cambios necesarios en su sistema económico. Para Schmieding el paso más importante y urgente sería el establecimiento de un límite de precios de energía para ayudar tanto a las grandes como a las pequeñas empresas.
Cualesquiera que sean las políticas adoptadas, “serían de gran ayuda si el Gobierno pudiera acordarlas rápidamente para que las empresas sepan lo que están haciendo y puedan planificar en consecuencia en lugar de retrasar las decisiones de inversión”, concluyó.