LA JORNADA

Así es cómo los principales bancos centrales del mundo financian la deforestación de bosques en Brasil

Un informe divulgado por la ONG internacional Global Witness, titulado “Destrucción Bancaria”, revela el mecanismo

Así es cómo los principales bancos centrales del mundo financian la deforestación de bosques en Brasil
Bosque Nacional Tapajós (izquierda) y un campo de soya en Belterra, estado de Pará, Brasil, el 25 de noviembre de 2019
Leo Correa / AP

El Banco de Inglaterra, el Banco Central Europeo y el Sistema de la Reserva Federal de EE.UU. aparecen señalados como partícipes de la destrucción de bosques en la Amazonía de Brasil —territorios de gran importancia medioambiental que resultan críticos para el clima globa— al comprar millones de dólares en bonos para el agronegocio.

Una investigación titulada “Destrucción Bancaria” —de la ONG internacional Global Witness— fue publicada este miércoles y detalla cómo los bancos centrales financian “la destrucción ambiental”, al comprar “grandes volúmenes de deuda” emitidos por empresas vinculadas a la deforestación y pérdida de biodiversidad.

De acuerdo al estudio, la Reserva Federal de EE.UU. ha comprado un total combinado de 16 millones de dólares en bonos emitidos por las empresas Archer Daniels Midland Company (ADM), Bunge Ltd Financial Corp y Cargill, desde 2020, todas acusadas de participar en deforestación y acaparamiento de tierras, aunque niegan estas actividades.

Así es cómo los principales bancos centrales del mundo financian la deforestación de bosques en Brasil
Un indígena recorre un área de árboles talados por madereros ilegales en la reserva Alto Río Guama de Brasil, el 8 de septiembre de 2020
Eraldo Peres / AP

Por su parte, desde 2016, el Banco de Inglaterra compró “una participación no revelada”, a través de un bono corporativo de 150 millones de libras esterlinas (más de 162 millones de dólares), emitido por Cargill. En el caso del Banco Central Europeo, el informe indica que la entidad adquirió “una cantidad no revelada de deuda” emitida por Bunge Finance Europe B.V. En ambos, casos la ONG considera que no publicar los valores de esas participaciones genera “una falta de transparencia”.

De acuerdo con Global Witness, los daños de las empresas mencionadas se han ejecutado en ecosistemas delicados, que incluyen bosques del Cerrado brasileño, una enorme sabana biodiversa que es parte de la selva amazónica y que es conocida como la cuna de las aguas, porque alberga las cabeceras y la mayor parte de las cuencas hidrográficas suramericanas y de los grandes afluentes del Amazonas.

“En un momento en que la crisis climática está devastando países de todo el mundo, es inaceptable que los bancos centrales más grandes estén financiando empresas vinculadas a la destrucción de los bosques y los abusos de los derechos humanos asociados”, señaló Veronica Oakeshott, líder del equipo forestal de Global Witness.

“Necesitamos esos bosques en pie”

Oakeshott agregó que la situación con respecto a la deforestación de bosques en la Amazonía es tan crítica, que si el mundo quiere poner freno al cambio climático, debe velar porque la destrucción no siga.

“Si queremos tener alguna esperanza de limitar el cambio climático, necesitamos esos bosques en pie. Cualquiera que sea el motivo por el que se establecieron sus esquemas de compra de bonos corporativos, ciertamente no fue esto”, dijo la investigadora.

El informe también estima que mediante la compra de bonos corporativos, los tres bancos señalados se hacen cómplices de abusos contra los Derechos Humanos porque tanto ADM, Bunge y Cargill, ejercen presiones en instancias multilaterales para que se siga permitiendo la deforestación, mientras impulsan el agronegocio en zonas en conflicto, donde sus habitantes tradicionales —entre ellos población indígena— viven en condiciones de pobreza y vulnerabilidad, y son víctimas de ataques, prohibición del acceso a la tierra y daños ambientales graves.

“Los hallazgos de Global Witness se hacen eco de la investigación del New Economics Foundation, un grupo de expertos británico, que sugieren que hay un ‘sesgo de carbono’ en el programa de flexibilización cuantitativa del Banco de Inglaterra, que ha llevado a invertir desproporcionadamente en sectores intensivos en carbono, incluidos los combustibles fósiles”, agrega el informe.

El estudio también concluyó que los tres bancos mencionados también aparecen en la financiación de más de 300 empresas vinculadas a la producción de carne de res, soya y aceite de palma, cuyas operaciones pueden impactar otros bosques tropicales en regiones como el sureste de Asia, África central y occidental, y otras partes de Suramérica.

Recomendaciones

La investigación recomiendan que los bancos centrales dejen de invertir en los bonos vinculados a la destrucción medioambiental; mejoren sus estrategias para la protección del clima, la naturaleza y la biodiversidad, con nuevas inversiones; y generen políticas de información sobre la deforestación.

También instan a evaluar la exposición que tiene el sector financiero a la deforestación, así como los riesgos asociados de sus inversiones en el agronegocio y otras industrias que ocasionan daños al medioambiente, a partir de políticas de “supervisión prudencial conexas”.

De igual forma, la ONG advierte que los gobiernos “deben regular de manera efectiva” tanto a las instituciones financieras como a las empresas, “para detener y prevenir la financiación de la deforestación”, y “facultar a los bancos centrales para ejecutar sus función de supervisión prudencial con eficacia”.

Global Witness fue fundada en 1993 y trabaja “para romper los vínculos” entre la explotación de recursos naturales, los conflictos, la pobreza, la corrupción y los abusos de los Derechos Humanos en el mundo.

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