Se impuso por decisión unánime: 117-111, 116-112 y 115-113. Record 46-0, 38 KO.
Por Róger Trujillo Jr. ( Inglewood, California/ USA )
¿ Qué sería de Moisés sin el Mar Rojo y la Tierra prometida? ¿Se imaginan a Leonardo Da Vinci sin la Gioconda? o ¿Muhammad Alí borrándole el impacto contra George Big Foreman, desapareciéndole además la trilogía vs Fraizer?
Nadie consigue la grandeza dormido en un sillón; al Gabo los “Cien años de soledad” le robaron muchas horas de sueño; recuerden que el boxeo no es un PlayStation con palomitas de maíz al lado en una habitación del Burj Al Arab; el mejor hotel del mundo.
Chocolatito González llegó a la tierra prometida después de cruzar el desierto con doce asaltos intensos; un Román exigido; separó las aguas de su Mar Rojo con boxeo sólido, asimilando la tempestad de Cuadras. ¿No es acaso un combate así, digno de una cuarta corona ?
Hay retos que nos definen; y Chocolatito selló su indiscutible potestad como número uno del mundo sin pedir tregua, aún después de 11 rounds de clara superioridad aterrizó en el doceavo yendo contra viento y marea, arriesgando todo durante esos últimos tres minutos; acelerando como Ayrton Senna el McLaren-Honda; para no dejar dudas de que la corona y el reinado le pertenecen.
El boxeo no es un salón de maquillaje; se da y se recibe golpes; es lo más próximo a la muerte en el deporte, mientras sobrevives minuto a minuto, y frente a Cuadras, Román fue conectado, los rastros en su piel evidencian que ahí arriba no son caricias las que se reparten, sin embargo fue una conquista del tetracampeonato inobjetable; como las de Napoleón Bonaparte extendiendo su imperio.
¿Quién dice que se debe nacer en cuna de oro para salir del anonimato? o ¿Ir a Harvard para obtener un doctorado y asesinar a la pobreza?
¿Por qué no marchar tras lo grandioso?, ¿Por qué no aplastar la mediocridad y decir como el Mesías: yo he vencido al mundo?.
Chocolatito lo hizo y está ahí en el trono.