Entre el material expulsado podría haber yodo, necesario para gran parte de la vida en la Tierra
El James Webb, junto con otros telescopios espaciales de la NASA, han captado una explosión masiva que creó elementos químicos raros, algunos de los cuales son necesarios para la vida, informó esta semena la agencia espacial estadounidense.
Los científicos detectaron telurio, un elemento más raro que el platino en la Tierra, tras un estallido de rayos gamma (GRB, por sus siglas en inglés) excepcionalmente brillante, generado por una fusión de estrellas de neutrones.
También se cree probable que entre el material expulsado por la explosión, considerada una kilonova e identificada como GRB 230307A, haya yodo, necesario para gran parte de la vida en la Tierra, y otros elementos cercanos al telurio en la tabla periódica.
Three explosions, two stars, and a rare discovery.
Webb recently detected tellurium, an element rarer than platinum on Earth, in the explosive aftermath of two neutron stars merging. The detection may help reshape our understanding of the cosmos: https://t.co/lRPR89aGD0
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“Poco más de 150 años desde que Dmitri Mendeléev escribió la tabla periódica de elementos, ahora finalmente estamos en condiciones de comenzar a llenar esos últimos espacios en blanco para comprender dónde se hizo todo”, expuso el astrónomo neerlandés Andrew Levan, autor principal del estudio.
Aunque todas las kilonovas son extremadamente raras, el caso de la GRB 230307A es particularmente destacable. Detectada por primera vez en marzo, se trata del segundo GRB más brillante observado en más de 50 años, superando su brillo en un millón de veces el de toda la Vía Láctea combinada. Además, duró 200 segundos, en comparación con los habituales menos de dos segundos de prolongación.
Los científicos han identificaron la trayectoria de las dos estrellas de neutrones que crearon la kilonova. Formaban un sistema binario y fueron expulsadas de la galaxia en espiral en la que se encontraban para fusionarse varios cientos de millones de años después, a una distancia de 120.000 años luz, lo que equivale al diámetro de la Vía Láctea.
“Este descubrimiento ha abierto la puerta a una comprensión transformadora de nuestro universo y de cómo funciona”, expuso Ben Gompertz, coautor del estudio de la Universidad de Birmingham en el Reino Unido.