LA JORNADA

Evalúan nutraceuticos para mitigar la progresión del Alzheimer

Se estudian los efectos del licopeno, el lúpulo y de diversos alimentos funcionales que podrían proteger del daño cognitivo en ratones transgénicos para el Alzheimer.

En busca de una sustancia natural que tenga efectos benéficos para prevenir la enfermedad de Alzheimer a bajo costo, Claudia Pérez Cruz, investigadora del Departamento de Farmacología del Cinvestav, obtuvo uno de los apoyos financieros que otorga el Consejo de Investigación sobre Salud y Cerveza de México, para realizar este proyecto científico.

Con el título de “Obtención de nutracéuticos derivados del desecho de la cerveza y su potencial neuroprotector en ratones transgénicos para la enfermedad de Alzheimer”, la investigadora pretende demostrar que sustancias como el licopeno y el lúpulo pueden tener efectos terapéuticos en el tratamiento de esta enfermedad que se asocia con el envejecimiento.

“Me interesa buscar terapias alternativas con complementos alimenticios que puedan ayudar a prevenir el desarrollo de la enfermedad del Alzheimer; en esa búsqueda hemos visto que las propiedades de diferentes alimentos pueden ayudar a prevenir diversas alteraciones metabólicas asociadas a la aparición de la enfermedad”, sostuvo la investigadora.

Los trabajos de Pérez Cruz han mostrado tanto en modelos de obesidad inducida por dieta, como en ratones transgénicos para el Alzheimer, que la ingesta de alimentos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias pueden mejorar las capacidades cognitivas y metabólicas. En colaboración con el grupo de Nimbe Torres y Torres, del Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Médicas “Salvador Zubirán” obtuvieron este año mención Honorifica en el Premio Nacional en Ciencia y Tecnología de Alimentos.

“El problema es cuando hay un desbalance, por ejemplo como con la edad, los sistemas endógenos van decayendo y se empiezan a acumular las especies reactivas de oxigeno que dañan lípidos, membranas, ADN e incluso las proteínas”, explicó Pérez Cruz, quien obtuvo su doctorado en la Universidad de Gotinga, Alemania.

“Con la edad se ve una acumulación de este daño y hay pérdida de los sistemas endógenos, entonces lo que pretendemos es dar una suplementación con antioxidantes provenientes de diversas sustancias para poder compensar esta baja de sistemas endógenos y evitar que haya tanto daño a nivel celular o neuronal”, señaló Claudia Pérez.

Este trabajo científico, premiado por la Cámara Nacional de la Industria de Cerveza y Malta, se llevará a cabo en colaboración con el grupo de investigación alemán liderado por Alexander Garden y Enriqueta Martínez Rojas, quienes han logrado obtener de los residuos de la producción de la cerveza diversos productos, entre ellos el licopeno que tiene una actividad antioxidante muy importante. Este subproducto se obtiene a muy bajo costo, por lo que podría significar una alternativa terapéutica para la prevención del Alzheimer en países como México.

El objetivo es utilizar el licopeno que se extraen de los residuos de la producción de la cerveza y probarlo en modelos transgénicos de la enfermedad de Alzheimer. Se ha visto que alimentos con propiedades antioxidantes son muy benéficos para quien sufre la enfermedad, entonces es muy probable ver algún efecto de esta naturaleza en este licopeno obtenido de una manera sustentable para atender el padecimiento.

En el caso del lúpulo sus efectos antioxidantes en el metabolismo del cerebro apenas se está describiendo y el interés de la investigadora es observar este efecto asociado a la cognición. En las personas con Alzheimer existe un bajo metabolismo cerebral porque su cerebro ya no puede utilizar la glucosa, entonces sus neuronas se empiezan a degenerar. Parece que el ofrecer otras fuentes de energía podría recuperar las funciones neuronales.

Por lo tanto, “si se le puede ofrecer otra opción para que las neuronas tomen otras fuentes de energía, quizá se recuperen las funciones; me gustaría ver si el licopeno y el lúpulo tienen algún efecto en el metabolismo del cerebro y en sus funciones cognitivas”, sostuvo la investigadora.

El residuo resultante de la producción de la cerveza es un bagazo llamado orujo que pasa por un bioproceso de fermentación y así obtener colorantes para la industria alimenticia; también genera licopeno, con un costo más accesible que el comercial o de suplementos alimenticios.

“Se ha visto que en muchos alimentos de nuestra dieta tienen sustancias con efectos benéficos para el Alzheimer, incluso para ratones transgénicos, por eso es muy probable que encontremos lo mismo en el licopeno y lúpulo; además, eventualmente se desagregaría su efecto para comprobar cuál de los dos tiene mayor beneficio en la salud o si es sinérgico”, consideró Claudia Pérez Cruz.

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