Entre las víctimas hay dos menores de edad y una mujer, es por esta razón que Báez exige aclaración de estas víctimas mortales
Ayer lunes el Monseñor Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, pidió ante las autoridades del Ejército de Nicaragua de manera pública pues lo hace a través de su cuenta de Twitter, que se debe esclarecer la muerte de seis ciudadanos nicaragüenses, dentro de este grupo hay dos niños y una mujer, que pierden la vida en La Cruz de Río Grande, en el Caribe Sur.
“Exijamos respuestas al Ejército sobre los nicaragüenses muertos en La Cruz de Río Grande. ¿Por qué les dispararon? ¿Cómo se explica que entre los muertos haya dos niños y una mujer? ¿Por qué los enterraron en una fosa común?”, fueron las preguntas que se hizo Báez, miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
“Es algo indignante y doloroso la muerte de seis nicaragüenses en La Cruz de Río Grande. El Ejército de Nicaragua debe esclarecer totalmente este hecho sangriento. Es algo gravísimo. ¡La vida de los seres humanos es sagrada!”, redacto el destacado y respetado líder religioso.
Entre las declaraciones del Sexto Comando Militar Regional, Marvin Paniagua, detalla que los disparos surgen en una zona rural llena de montañas conocida como La Cruz de Río Grande y la supuesta banda delincuencial “era el terror de los productores de la zona, sobre todo en las comunidades del Gamalote, Bethany, y San Pablo 22, en donde se dedicaban a robar ganado”.
En del diario La Prensa apareció varios días después de ese tiroteo que Lea Valle Aguirre, viuda de Francisco Pérez Dávila, conocido como El Charrito, quien es uno de las víctimas en el lugar y madre de dos niños que también serían muertos por el Ejército el domingo 12 de noviembre en la comunidad de San Pablo 22, municipio de La Cruz de Río Grande, Caribe Sur.
Ella afirma que sus hijos no eran rearmados ni delincuentes, aunque esta versión no ha sido aclarada por las fuerzas armadas.
Valle Aguirre dice que sus dos hijos muertos corresponden a Francisco Pérez Valle, de 12 años, y Yojeisel Elizabeth Pérez Valle, de 16 años, y dijo a ese rotativo que las fuerzas armadas les venían dando persecución.