LA JORNADA

La Devaluación de la Palabra en las Redes Sociales

Estamos sumergidos en un mundo donde las relaciones virtuales han tomado más relevancia que las reales. Estas, queramos o no, se han impuesto. Poseen una modalidad mostrativa instantánea: Los usuarios publican momentos de su vida y estados de ánimo de manera compulsiva, dándole lugar a escenas de ficción montadas casi cinematográficamente.

La voz deja de tener su lugar. La mirada del Otro pasa a ser el objeto a capturar.

A través de las redes sociales, queda plasmado en imágenes, palabras escritas e iconos ilustrativos, lo que una persona quiere trasmitir a sus contactos y seguidores.

El objetivo es atrapar la mirada del Otro: ninguna persona subirá a su cuenta una publicación donde no se trasluzca algún signo que pueda ser cautivante para el Otro.

La palabra, en tanto palabra dicha, enunciada verbalmente, se ha sustituido por la escritura devaluada, abreviada y fugaz. No es lo mismo decir “Te amo” a alguien mirándolo a los ojos que escribirlo en una pantalla a una otredad virtual, con la connotación del “Amor Líquido” de Z. Bauman.

Encontramos nuevos términos que han sido incluidos naturalmente en el vocabulario de los usadores los que, años atrás, hubiesen sido imposibles de imaginar: “twittear”, “retwittear” “googlear”, “arrobar”, “likear”, entre otros…

Dentro de estos nuevos significantes, el famoso “likeo” o “Me gusta”, merece una mención especial. Término delicado y sobrevalorado, ante el cual los usuarios adoptan una actitud de ansiosa espera a la aprobación del Otro. “Me gusta” o “No me gusta” son frases determinantes para una persona que, lejos de conducirse por lo que desea, se confirma o desvanece ante la mirada del Otro.

Las relaciones virtuales, son una pseudo relación de sujeto a sujeto. La relación predominante es la de un sujeto con un objeto que es el dispositivo electrónico. Refugiados detrás de una pantalla, los usuarios se despojan de sus filtros y se atreven a escribir cosas que, frente al otro, serían incapaces de decir. La meta es alcanzar el mayor número de seguidores y retwitteos, para lo cual, el fin justificará los medios: Ser mirados, nombrados, reconocidos, aunque más no sea, a través de la agresión y la polémica.

Por Paula Martino, Psicóloga clínica con orientación psicoanalítica.

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