El motivo de esta conducta de los antequinos machos, unos pequeños mamíferos parecidos a musarañas, sigue siendo una incógnita para los científicos
Los ejemplares machos de antequino bruno (‘Antechinus swainsonii’), una especie de roedor marsupial australiano parecido a una musaraña, sacrifican horas de sueño durante varias semanas para tener más tiempo para aparearse y mueren jóvenes, concluyó un estudio de la Universidad La Trobe de Australia.
Los científicos analizaron el comportamiento de los antequinos en la época de apareamiento y cómo y qué impacto tiene la falta de sueño en ese período. Encontraron que los machos duermen en promedio tres horas menos por noche durante las tres semanas que dura la temporada, aparentemente sin afectar a su rendimiento.
Para determinar cómo los machos obtienen suficiente tiempo para tener relaciones sexuales en su corta vida, los investigadores capturaron diez ejemplares macho y cinco hembras y les colocaron monitores de actividad, además recoger muestras de sangre, detalla Nature.
Los investigadores descubrieron que los machos se movían mucho más y dormían menos durante la época de apareamiento que en el resto del año. En promedio, el tiempo de sueño diario de los machos fue alrededor de un 20 % menor que durante la temporada no reproductiva. Al final de la época de apareamiento, dos de los machos murieron con pocas horas de diferencia, mientras que los otros ocho quedaron estériles.
“En humanos y otros animales, restringir la cantidad normal de sueño conlleva un peor rendimiento mientras estamos despiertos, un efecto que se agrava noche tras noche”, comentó Erika Zaid, una de los autoras del estudio, publicado en la revista Current Biology.
La experta señaló que no está claro si los antequinos se ven afectados por este comportamiento pero aceptan el coste fisiológico o si son más resistentes a los efectos negativos de la falta de sueño.
“O sufren, pero siguen adelante para asegurar la paternidad y transmitir sus genes, o son resistentes a los efectos de la restricción crónica del sueño. En cualquier caso, parecen notablemente diferentes a cómo responden los humanos incluso a períodos modestos de vigilia prolongada”, explicó.
En cuanto a la elevada mortalidad de machos que se registra al término de la temporada de apareamiento, Zaid dijo no estar segura sobre el motivo de este fenómeno. La vida de estos marsupiales es corta, pero las hembras de la especie viven medio año más.
“Esto sigue siendo un misterio apasionante y quizás la pregunta sin respuesta más importante en la investigación actual del sueño”, concluyó.