Miles de nicaragüenses marcharon, rezaron y bailaron en su capital ayer miércoles mientras convertían las festividades por un feriado católico en una procesión que llamaba a la paz en su país, presa de disturbios políticos mortales desde abril.
La celebración de este año del 1 de agosto, en honor de Santo Domingo, un español del siglo XII que fundó la Orden Dominicana y es el santo patrón de Managua, se produjo cuando los manifestantes que exigían el derrocamiento del presidente Daniel Ortega se enfrentaron con las brutales fuerzas de seguridad del gobierno.
Más de 300 personas han muerto en los últimos tres meses y medio, según grupos de derechos. Ortega estima la cifra en 195.
“Queremos que el Señor nos conceda paz”, dijo Jeanneth Sánchez, una mujer de 55 años, mientras seguía la procesión detrás de un pequeño retrato de Santo Domingo.
“Tenemos mucho que pedirle al santo para Nicaragua. Hemos sufrido mucho por tantas cosas que han sucedido”, dijo otra participante, Evilina Reyes.
Un joven que dio su nombre como Heriberto dijo que esperaba un “milagro” para su país.
La policía, inusualmente, estuvo ausente de la marcha. En años anteriores la ha monitoreado.