Las personas que padecen la afección presentan compuestos orgánicos únicos en el sebo, los mismos que pueden identificar los canes después de un largo proceso de entrenamiento
Perros adiestrados lograron detectar la enfermedad de Parkinson a través de su olfato con una precisión de hasta el 90 %, según un nueva investigación publicada como preimpresión en el repositorio digital BioRxiv.
Para llevar a cabo el estudio, que aún no ha sido revisado por pares, Lisa Holt y Samuel Johnston, científicos de la organización PADs for Parkinson’s (EE.UU.), utilizaron 23 perros de diversas razas, los cuales se sometieron a un riguroso programa de entrenamiento que incluyó 200 sesiones entre 2021 y 2022.
Las personas que padecen la enfermedad de Parkinson presentan compuestos orgánicos únicos en el sebo, los mismos que sirvieron en el adiestramiento de los canes para que puedan reconocerlos y posteriormente generar una señal de alerta, como un golpe con su pata o un ladrido.
Al finalizar el proceso, los perros pudieron detectar la presencia de la enfermedad de Parkinson con una precisión promedio del 86 %, ignorando muestras de participantes sanos el 89 % de las veces. Además, 10 canes lograron alcanzar una sensibilidad superior al 90 %.
“Se necesitan aproximadamente de seis a ocho meses de entrenamiento y los perros asisten de tres a cuatro días por semana”, señaló Holt a IFLScience.
“Los perros están entrenados para distinguir la diferencia entre muestras de sebo positivas y negativas”, detalló la investigadora, agregando que utilizaron “camisetas con las que los donantes de muestras durmieron durante la noche o bastoncillos de algodón con rastros de la parte superior de la espalda y de la parte inferior de la nuca”, tanto de pacientes que sufren la afección como de personas sanas.
Según los expertos, esta alternativa podría convertirse en una forma eficaz y económica de diagnosticar este tipo de enfermedades en el futuro.
Aunque el estudio proporciona evidencia del potencial del entrenamiento de perros domésticos para detectar la enfermedad de Parkinson, Holt señaló que aún “hay muchas incógnitas”.
Por ejemplo, no está claro qué compuestos olfativos se detectan, si diferentes perros podrían detectar distintas combinaciones de compuestos o si la enfermedad de Parkinson podría presentarse con un cóctel diferente de compuestos en distintas personas o distintas fases del mal.