La primera misión de la OEA en Estados Unidos, en sus 54 años de observación electoral en la región, coincide con unas elecciones atípicas y muy tensas en las que el candidato republicano, Donald Trump, ha denunciado que el sistema está “amañado” y ha dejado en el aire si aceptará el resultado.
La misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Estados Unidos, no ha detectado ninguna evidencia de fraude electoral en las elecciones del 8 de noviembre, pero sí “debilidades” del sistema.
“Nosotros hasta el día de hoy no hemos identificado ningún hecho concreto, no hemos tenido en nuestro haber ninguna evidencia que haga presumir de algo que pueda alterar los resultados electorales como para cambiar la decisión soberana de los electores”, explicó la jefa de la misión y expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla.
Pero el equipo de la OEA sí ha detectado “debilidades del sistema, como los tiene cualquiera por más evolucionado que sea” pero considera que “no se salen del patrón de comportamiento que ha tenido la organización electoral anteriormente en Estados Unidos y que hagan presumir de un fraude electoral”.
Las “debilidades” y “quejas” que ha recogido la OEA en su observación hasta el momento son el “endurecimiento de los requisitos para el registro de votos, un mayor rigor para demandar el tipo de identificación en algunos sitios, y quejas con estados que han abierto menos mesas que en otros años”.
“Todos estos elementos han sido canalizados por las autoridades respectivas y llama la atención que sí, que se le están dando salidas a todos estos problemas”, indicó Chinchilla.
Una de las denuncias de Trump es que hay un supuesto fraude en el voto electrónico en Pensilvania, un sistema que la OEA analizó en varios centros de votación sin encontrar evidencias que sostengan la tesis del empresario.
Pensilvania, al igual que otros estados con este sistema, prueba los equipos con antelación y esas pruebas están abiertas el público, por lo que siempre acuden los representantes de los partidos políticos.
“Los equipos no están conectados al internet de manera que pensar en una penetración por la vía del ‘hackeo’ es imposible en tanto no están conectados”, apuntó Chinchilla.
El voto electrónico no es lo predominante en el país, aclaró Chinchilla, donde es más frecuente que la boleta electoral se registre con un escáner o se deposite en papel en las clásicas urnas.
Las repetidas denuncias de Trump sobre que el sistema está amañado en su contra, con fraude de votantes y en el voto electrónico en algunos estados, “no son novedosas si se compara con algunos casos en América Latina” pero “es la primera vez que en Estados Unidos se registra un tono de esa naturaleza”.
Los 41 observadores electorales de la OEA, de 18 nacionalidades, ya están desplegados 11 estados y el Distrito de Columbia (donde está Washington, la capital) que sí permiten la observación internacional -otros 11 estados limitan o prohíben este tipo de supervisión-.