La primera mujer negra vicepresidenta en Latinoamérica: “Esta debería haber sido una noticia del siglo pasado”
Epsy Campbell (San José, 1963) habla con serenidad y apenas puede contener la risa floja, emocionada, cuando se le recuerda el hito histórico que hay detrás de su elección como vicepresidenta de la República de Costa Rica el pasado 1 de abril. “Espero que así sea, y vamos a seguir caminando. Yo lo hago con mucho entusiasmo y con el compromiso de que una viene a la vida para dejar un granito en la vida social del país y del mundo en que le tocó vivir”, responde.
Cuando el nombre de su formación, el Partido Acción Ciudadana, sonó como ganador de la segunda ronda de las elecciones, Campbell rompió varios techos de golpe que la han colocado en la escena internacional: no solo se convirtió en la primera mujer negra en ostentar la vicepresidencia en el país centroamericano, sino también en el resto de América Latina.
Economista de formación, investigadora, dos veces diputada y una figura clave dentro de su partido, de corte progresista y en el Gobierno desde 2014. Campbell lleva toda una vida dedicada al activismo feminista, antirracista y en defensa de los pueblos afrodescendientes e indígenas, una labor por la que también ha sido blanco de amenazas e insultos racistas en las redes sociales.
Ha sido impulsora y ha coordinado varias redes de mujeres afrolatinoamericanas y ha participado, además, en el Parlamento Negro de las Américas, un foro de diputados afrodescendientes de la región destinado a debatir e impulsar, de forma conjunta, medidas para acabar con la discriminación “histórica” de estas comunidades, que está compuesta por alrededor de 200 millones de personas.
Hace 15 días, Campbell logró derribar una de las mayores barreras que, a su juicio, excluyen a la población afro en Latinoamérica: la escasa visibilidad y participación de los espacios de poder. Ahora, se enfrenta a cuatro años en el Gobierno en los que tendrá que librar varias batallas, entre ellas la lucha contra la desigualdad social, que ha aumentado en los últimos años en el país, o la aprobación del matrimonio igualitario, uno de los temas centrales de la pasada campaña electoral.
La noticia de que se ha convertido en la primera mujer afrodescendiente en ocupar un cargo de vicepresidenta América Latina ha corrido como la pólvora y ha traspasado fronteras. ¿Por qué?
Porque hay exclusión. Porque la mayoría de las personas afrodescendientes están fuera de los espacios de poder. Porque todavía hay deudas muy importantes en América Latina en participación política y desarrollo humano. Por eso, una noticia como esta, que debería haber sido una noticia del siglo pasado, es importante. Estamos en el primer quinto del siglo XXI y todavía esta realidad es excepcional. Hay que celebrar, porque se rompen barreras y se muestra una agenda pendiente de inclusión política y de desarrollo de más 200 millones de personas afrodescendientes.
El día de las las elecciones se dirigió a la población afrocostarricense antes de salir a votar: “Por una Costa Rica inclusiva, en donde tengamos un lugar”. ¿Cuál es la situación de la comunidad negra en su país?
Existen una serie de brechas que hemos identificado de manera absolutamente clara en términos de desempleo, por ejemplo. Los jóvenes afrodescendientes tienen un desempleo mayor que el resto de jóvenes del país. Tenemos una cobertura de seguridad social casi universal, pero el acceso para la población afrodescendiente es menor. Hay una serie de deudas relacionadas con el acceso a la vivienda o los recursos productivos.
Pero quiero decir que no es una casualidad que la primera mujer afrodescendiente vicepresidenta de un país de América Latina sea costarricense. No lo es porque este es un país donde las brechas son menores. De alguna manera, el Estado de bienestar, aunque no en las mismas condiciones, ha llegado a la población afrodescendiente.
Tomado de eldiario.es