La ONU ha reconocido a la capital rusa como una ciudad ecológicamente atractiva
La capital de Rusia ha entrado en el grupo de 5 ciudades que responden a los estándares ecológicos y climáticos. Según el ‘ranking’ internacional ‘La agenda climática de las ciudades del mundo’, Moscú ocupa ahora la cuarta posición entre las megaciudades mundiales, junto con las capitales de Gran Bretaña, Francia, Alemania y Japón.
Desde una perspectiva ecológica, Moscú supera a ciudades como Nueva York, Pekín, Seúl o Tokio; siendo comparable con Londres, París o Berlín en desarrollo de ‘eco-trends’.
Los resultados de ‘ranking’, que fueron presentados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se fundamentan en criterios clave, como el nivel de producción y consumo de energía, zonas verdes, sistema de transporte urbano y reciclaje de residuos.
La ministra del Gobierno de Moscú María Bagreeva subrayó que la capital rusa ha ido construyendo su imagen ecológica sobre la base de la experiencia de 20 megalópolis más pobladas. “Entre las ventajas principales de nuestra ciudad, podemos destacar los amplios territorios verdes y el desarrollo activo del transporte ecológico, particularmente el metro y los autobuses eléctricos“, dijo Bagreeva. “Vemos también buenos resultados en el campo de consumo de energía”, señaló la ministra, precisando que el 95 por ciento de los programas de Moscú responden a los principios del desarrollo sostenible.
En la siguiente etapa, los ecólogos planean seguir adelante con este trabajo e investigar las condiciones ecológicas y climáticas en otras regiones de la Federación Rusa. En este sentido, Moscú puede dar inicio a una nueva era de la democracia ecológica a escala nacional, ya que ahora es técnicamente posible implementar herramientas de votación online para que los ciudadanos tengan la oportunidad de valorar el ambiente y las condiciones climáticas en las que viven de forma independiente.
Otros parámetros fuera de los ‘rankings’
Por otro lado, los criterios comparativos siempre son diferentes, y la lucha por el liderazgo ecológico se mantiene en muchas categorías. Por ejemplo, uno de los problemas esenciales es la calidad de aire en la zona urbana.
Si observamos la calidad del aire en las capitales y la concentración de las macropartículas sólidas en la atmósfera (MP), Moscú ocupa la 15.ª posición del ‘ranking’ mundial cotidiano: por delante de París, pero por detrás de Londres, Madrid y Tokio. En este caso, la explotación iniciada del transporte ecológico —en coordinación con las tecnologías verdes en la industria— debe ser una parte de la estrategia limpia.
Aunque el ideal sigue siendo una realidad lejana, los especialistas constataron algunas tendencias positivas en la dinámica del ambiente urbano. Como afirmó el año pasado el representante de la Cámara Publica de Moscú responsable del medio ambiente, Ruslan Gubaidullin, en los pasados 10 años el nivel de las sustancias nocivas cayó en un 60 por ciento y, en general, el aire de la capital rusa se volvió dos veces mas limpio que antes. Obviamente, si Moscú continua desarrollándose como bastión de la ecología y mantiene su dominio regional, la ciudad va a conservar su reputación turística, pues el capital ecológico siempre influye en las inversiones y el capital real.