Por Walter Monge-Cruz desde Washington DC
En el debate político del siglo, la candidata demócrata Hillary Clinton, le ha brindado contundentemente al electorado y a los aliados políticos en el mundo, la confianza de mantener una economía competitiva y en crecimiento, un mundo estable que derrote el terrorismo, y una sociedad menos racista; el candidato republicano Donald Trump, sin embargo, ofreció un plan económico que en el pasado ha producido recesión y pérdida de empleo, una clara ignorancia en la solución de problemas mundiales a través de la diplomacia, y debilidad para aceptar criticismo, que lo indujo a perder el control de su temperamento y demostrar su perfil racista en contra de la mujer y las minorías.
La primera etapa del debate consistió en discutir las propuestas económicas de ambos candidatos, aun cuando éste es el tema fuerte de Trump, el candidato terminó debilitado y fuera de control, al sufrir un ataque feroz de parte de Hillary Clinton, debatiéndole que respetables economistas sin nexos partidarios, consideran que la propuesta de Trump generaría la perdida de cinco millones de empleos y no la creación de los veinticinco millones que él aduce sin poder explicar cómo serán creados; incrementaría la deuda pública en treinta trillones de dólares; y causaría una nueva recesión económica como lo indujo un plan similar ejecutado por el ex presidente George W. Bush. Además, al ser enfrentado en cómo detendría la fuga de empleos y construcción de plantas estadounidenses de manufactura en México, adujo al incremento de impuestos en los productos de estas empresas al ser importados en USA, amenaza que hasta este momento no ha disuadido a las compañías que como las de él, continúan abriendo nuevas plantas de producción aprovechando los tratados de libre comercio para mejorar sus ganancias a través de mano de obra barata en el exterior. Pero el ataque no terminó señalando el plan económico de Trump como incoherente, sino humillándole con respecto a que hizo su fortuna con una donación de catorce millones de dólares hecha por su padre, defraudando a miles de trabajadores y contratistas usando la ley de bancarrota en seis diferentes ocasiones para no pagar sus deudas, y aun este día, tiene deudas de seiscientos cincuenta millones de dólares en Wall Street y bancos extranjeros que podrían llevarlo a una séptima bancarrota.
El momento más memorable durante este tema, aconteció cuando fue acusado de no pagar impuestos, aduciendo como excusa que: “Eso me hace listo”. Entonces, ¿Qué hace a quienes pagan impuestos?, ¿Tontos?. Clinton aprovechó para decirle al electorado, que Trump, quien se identifica como la causa inspiradora para la clase media y trabajadora, nunca ha contribuido con impuestos para fundar a las tropas, veteranos de guerra, la infraestructura, educación y salud como el resto de la nación.
La segunda etapa del debate se dedicó a políticas mundiales, la cual inició con un Donald Trump a la defensiva, claramente irritado por el comando político que Hillary Clinton había asumido en el debate, constantemente tomando agua, interrumpiendo de manera brusca la exposición de su contrincante y sin respetar los tiempos establecidos para manifestar sus pensamientos. Trump cayó en la trampa de Clinton, mostrando su lado más vulnerable: falta de temperamento presidencial para afrontar la crítica de un adversario. Clinton aprovechó para atacar a Trump como incompetente para confiarle el arsenal nuclear, infiriendo como irresponsables los recientes comentarios de Trump – después del incidente de tres lanchas de guerra iraníes que dieron persecución al destructor USS Nitze en el golfo pérsico – quien manifestó que el destructor debió haber aniquilado a los iranís. Claramente, un acto de ese tipo provocaría una nueva guerra, lo que demuestra una vez más el peligroso pensamiento del magnate y el peligro que infiere al mundo como presidente de Estados Unidos al tener poder sobre el arsenal nuclear. Trump fue atacado por su admiración a Vladimir Putin, por su ignorancia sobre el calentamiento climático del planeta y su falta de consideración diplomática para resolver conflictos mundiales, el candidato republicano no pudo defenderse objetivamente y tampoco pudo brindar un plan para destruir a ISIS, aduciendo que es un secreto, así como también es un secreto la creación de veinticinco millones de empleos.
Clinton mostró su capacidad, experiencia y porte presidencial para enfrentar la guerra contra ISIS y resolver crisis mundiales como las que existen con Irán y Corea del Norte por el método diplomático.
Trump ya no pudo recuperarse al inicio de la última etapa del debate en la que se trató el tema del racismo en el país. Su mentira sobre el verdadero nacimiento del presidente Barack Obama, su trayectoria racista hacia la comunidad afroamericana por la que fue demandado en las cortes judiciales de Nueva York y la sorpresiva acusación de que trató a una ex miss universo llamada Alicia Machado como “miss sirvienta” por el hecho de ser latina y “miss cerdita” por haber aumentado de peso, demolieron el carácter de una persona que aspira atraer el voto de la mujer y de los latinos, pero deja claro su racismo hacia ambos grupos.
La caótica participación de Trump en el debate culminó al manifestar que una mujer no se ve bien como presidente del país, mostrando su claro desprecio a la igualdad de género y manifestar que Clinton carece de fortaleza física para ejercer la presidencia, a lo cual fue retado a que antes de poner en juicio la salud de Clinton, primero viaje por ciento doce países alrededor del mundo, realice ceses de fuego, resuelva conflictos, brinde oportunidades de progreso a miles de personas y que enfrente once horas de escrutinio político en una sesión del congreso, como la secretaria de estado ha hecho. Trump falló en tratar de mostrar a una candidata débil e incapaz de asumir la presidencia, todo lo contrario, el débil fue él, al no poder mantenerse presidenciable por quince minutos. Su actitud mostró lo mismo de siempre, una persona absorbida totalmente en sí misma, intolerante, mentirosa y racista.
Más de ochenta millones de televidentes nacionalmente observaron el debate electoral, una cifra histórica para este tipo de acontecimiento. El propósito fundamental de este primer debate para ambos candidatos consistía en mostrarse presidenciable ante el electorado indeciso e independiente que será el que decida la elección. Desde este punto de vista político, la ganadora es Clinton, ya que Trump falló nuevamente en ser presidenciable, pero en esta elección donde compite un candidato que arrasa multitudes por no ser un político de carrera o estar políticamente correcto en su propuesta presidencial, el ganador del debate puede aún no estar determinado. Hay que esperar por las encuestas científicas a que nos los digan con claridad.
@waltermongecruz
Presidente Comisión Cívica Democrática