Pablo: – ¡Trump no es mi President! – Mario: – ¡Wrong! – Ana: – ¡Tampoco el mío, es un racist! – Mario: – ¡Wrong! – Mamá: – En esta mesa no hablen de la suciedad política – Mario: – ¡Build the Wall! – Los dos hijos y esposa miran con sorpresa al padre de la familia, un inmigrante, quien en los años ochenta entro ilegalmente al país por el Rio Grande y quien con ese sentimiento se siente superior a sus compatriotas porque ahora ya es un ciudadano de USA.
A dos semanas desde la elección de Donald Trump como el próximo Presidente de los Estados Unidos de América, la nación vivió la más grande celebración del año bajo una tensión política que ha dividido a las familias de todas las razas y religiones. Las emociones por el triunfo y derrota electoral se saborearon en las mesas estadounidenses como un caldo de hiel que a nadie agrada. El hecho de que el voto popular aún está siendo contado – como mero dato estadístico y sin valor al resultado electoral – y Hillary Clinton lidere por más de dos millones de votos, mantiene muy viva la discusión de quienes aún creen que pueden cambiar el resultado del colegio electoral.
A esta causa y lucha de lo milenarios, se aúna el pedido de prestigiosos científicos en materia cibernética, liderados por el Director del Centro para la Seguridad Computacional y de la Sociedad de la Universidad de Michigan, urgiendo a Clinton para que solicite un recuento de votos en los estados de Michigan, Wisconsin y Pensilvania, adonde han encontrado una tendencia en el voto electrónico a ser más bajo para ella que el voto contado en papel, aduciendo, la posibilidad de una manipulación cibernética del resultado electoral como fue sospechada que sería hecha por Rusia para favorecer a Trump. Se debe considerar que la victoria republicana en el colegio electoral fue por una pírrica diferencia de 104 mil votos en esos estados.
Aun cuando Clinton se ha mantenido a un lado de la disputa electoral, la ex candidata del Partido Verde, Jill Stein ha tomado como suya la controversial campaña de recuento de votos, y a este día, Wisconsin y Pensilvania iniciaron recuentos ha pedido de la ex candidata presidencial. Trump, por su lado, ha solicitado detener el recuento en Michigan adonde ganó por solo diez mil votos, intentando frustrar la fecha limite – trece de diciembre – ejercida por la ley para concluir cualquier recuento electoral.
Aun cuando un recuento confirme la victoria republicana, el hecho de que Trump perderá el voto popular, le convertirá en un Presidente “Sin Mandato”. En política, el mandato presidencial es “la autoridad” que le brinda el electorado a un individuo como su representante a través de la mayoría de los votos. Trump carecerá de esa autoridad, lo que hará su presidencia mucho más difícil al momento de aplicar políticas públicas como la construcción del muro anti inmigrante en la frontera sur con México, la abolición de Obamacare, y la deportación de inmigrantes indocumentados sin ficha criminal.
El próximo diecinueve de diciembre los representantes del colegio electoral se reunirán para oficializar el resultado electoral. Estas personas tienen el poder para oficializar la victoria presidencial republicana o ¿refutarla?, si, refutarla. El colegio electoral se integra por representantes de cada estado de la nación, a quienes los ciudadanos con su voto en las urnas les brindan el poder de elegir al presidente del país, tradicionalmente, estos representantes del pueblo votan la voluntad expresada en las urnas, sin embargo, ellos tienen el poder de no hacerlo si consideran que el ciudadano electo no es apto para dirigir el país. Los fundadores de la patria así lo determinaron, para proteger al país de ser liderado por una persona no adecuada, recordemos que la historia nos enseña que los pueblos muchas veces se equivocan al elegir a sus presidentes. ¿Sera Hillary Clinton elegida? Es posible, pero no esperen sorpresas.
*Presidente Comisión Cívica Democrática