
Bashar al-Assad, ex dictador de Siria.
En semanas recientes han circulado en medios locales e internacionales informes que afirman que Bashar al-Assad, ex dictador de Siria, habría sido víctima de un intento de envenenamiento en Moscú, donde supuestamente se encuentra refugiado tras los eventos que llevaron al fin de su gobierno. Aunque la información no está verificada, diversas fuentes rusas, incluidos canales de Telegram y tabloides, han reavivado el rumor, generando especulación, dudas y teorías.
Las versiones del rumor. Aquí lo que se sabe, según los reportes:
El canal de Telegram General SVR —que se presenta como operado por un ex alto funcionario de inteligencia ruso— habría sido el origen de la versión de que Assad cayó enfermo repentinamente, informa Famagusta.
Según esas versiones, Assad se quejó primero de malestar general, dificultad para respirar y tos violenta, solicitó ayuda médica, y poco después exhibió síntomas de sofocación («choking»), agrega el reporte de Famagusta.
Se afirma que fue atendido en su apartamento en Moscú, no trasladado inmediatamente a un hospital, y que tras aplicársele primeros auxilios, su condición se habría estabilizado, siempre lo indica Famagusta.
También se menciona que pruebas médicas habrían detectado rastros de exposición a alguna sustancia tóxica en su cuerpo, indica FirePost.
Algunos medios como Arab News, Morocco World News, Firstpost y otros han reproducido la historia, usualmente citando a The Sun como fuente, que a su vez cita al canal General SVR, detalla el medio pro gobierno nuevo sirio Arab News.
¿Qué no se ha verificado?
A pesar de lo que se dice en estas versiones, hay varios puntos que siguen sin confirmarse:
Fuentes oficiales. Ningún gobierno (ni el ruso ni el sirio) ha confirmado que Assad haya sido envenenado ni que sufrió una intoxicación.
Detalles técnicos. No se ha presentado evidencia pública concreta, como informes médicos verificables, análisis de laboratorio con nombres, sustancias identificadas, o pruebas independientes que puedan comprobablemente corroborar los síntomas o la presencia de toxinas.
Credibilidad de las fuentes originales. El canal General SVR tiene antecedentes en difundir rumores, denuncias o informaciones no necesariamente verificadas. Algunos de los medios que lo han reproducido son tabloides o publicaciones con historial de exageraciones sensacionalistas.
Cronología y lógica política. Se desconoce quién podría tener interés directo en matar o envenenar a Assad mientras está bajo protección rusa, lo cual plantea preguntas sobre quién podría haber ejecutado tal acción, si es que ocurrió.
También no está claro si Assad realmente está efectivamente en Moscú o bajo condiciones que permitan tal ofensiva; si hay cambios recientes en su estatus que podrían hacerle vulnerable, esa información no ha sido confirmada.
Evaluación de la verosimilitud
Tomando en cuenta todos los elementos: El rumor tiene cierta consistencia interna en que varias fuentes coinciden en síntomas similares (tos, dificultad para respirar, malestar) y en que Assad fue atendido en su domicilio.
Sin embargo, la falta de pruebas independientes, el anonimato y lo impreciso de los informes, y el hecho de que provienen de canales con reputación dudosa, reducen considerablemente la confiabilidad.
Además, este tipo de historias —intentos de envenenamiento, ataques misteriosos— son relativamente frecuentes en medios sensacionalistas o en redes sociales, particularmente cuando involucran figuras políticas polarizadoras o que han caído de poder, lo que sugiere que podría tratarse de una mezcla de rumor, propaganda, especulación interesada o desinformación.
Hasta ahora, no hay confirmación fiable de que Bashar al-Assad haya sido envenenado en Moscú. El rumor está bastante difundido en medios locales rusos, en canales como General SVR, y ha sido reproducido por tabloides y medios internacionales, pero carece de pruebas verificables.
Sería prudente esperar: una declaración oficial a nivel del gobierno ruso o sirio, documentos médicos certificados, análisis independientes que identifiquen la sustancia tóxica, testigos confiables u otras evidencias corroboradas.