Las cifras de nacimientos han disminuido en Colombia desde la pandemia del COVID-19, con el número más bajo reportado en 2024 de un total de 24.789 bebés menos de los registrados en 2023.
BOGOTÁ — Colombia ha registrado mínimos históricos en sus tasas de natalidad en lo que va de 2024, las cifras más bajas en la última década de acuerdo con datos oficiales del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Los 145 mil bebés nacidos en Colombia hasta abril de 2024 suponen un descenso del 14,6 % respecto al mismo periodo de 2023. Según el DANE, es el número más bajo desde que se recopilan cifras de este tipo en el país.
Además, el reporte muestra que los nacimientos se han ido reduciendo desde la pandemia de COVID-19, con un número de nacimientos por debajo de los 200 mil en este periodo desde 2020 hasta la fecha.
Las encuestas han mostrado que muchos de los jóvenes colombianos se resisten a tener hijos, desmotivados por las perspectivas laborales y los bajos salarios, que dificultan la crianza debido al aumento del costo de vida.
La Voz de América entrevistó en Bogotá a mujeres y expertos sobre esta tendencia demográfica. También habló con adultos mayores, un segmento poblacional que, de mantenerse el declive en los nacimientos, será mayoría en las próximas décadas.
“No planeo tener hijos por la situación del país; no me proyecto como madre porque es una labor muy dura”, dijo Sofía Guerrero. A su vez, Viviana López comentó a la VOA que la “causa” por la que no se plantea tener hijos es “económica”. “Si para nosotros los jóvenes es difícil, no podría imaginar para nuestros hijos”.
“Tenemos que acostumbrarnos a vivir con la pirámide poblacional que tenemos ahora”
Para la doctora en demografía de la Universidad Javeriana de Bogotá, Ángela Vega, las estadísticas que arrojan las investigaciones sobre fecundidad en el país plantean “desafíos” ante una situación “crítica”, pero se debe aprender a “organizarse desde la nueva estructura poblacional que se va a tener, porque es difícil revertir estas cifras”.
“Es difícil que cambie la situación; vamos a tener menos niños, va a cambiar la estructura poblacional. Vamos a tener más viejos y menos jóvenes, ¿qué vamos a hacer? Ahí es donde tiene que estar la política pública, que no debe ir encaminada a obligar a las mujeres a tener hijos, eso es imposible y menos ahora con los derechos reproductivos y sexuales de las mujeres. Entonces, tenemos que acostumbrarnos a vivir con la pirámide poblacional que tenemos ahora”, explicó Vega a la VOA.
Las cifras, además, ponen de manifiesto un desafío para los colegios en el país, pues de acuerdo con cifras de la Secretaría de Educación de Bogotá, solo en la capital colombiana unas 26 escuelas privadas han tenido que cerrar este año, entre otras causas, por la disminución en el número de estudiantes.
“La razón de esto realmente es que cada vez tenemos menos niños para atender, entonces no hay suficiente matrícula para llenar todos los colegios; algunos han tenido que pasar por procesos de transformación, y esa es la consecuencia de esto. En los colegios públicos, efectivamente, tenemos menos matrículas”, comentó a la VOA Isabel Segovia, secretaria de Educación de Bogotá.
Baja fecundidad y acelerado envejecimiento ¿qué hacer?
Al ritmo actual, otro de los efectos de la baja fecundidad y un acelerado envejecimiento de la población podrían generar cambios en los sistemas de pensiones globales, ya que muchos países de América Latina y del mundo tienen un mecanismo de reparto en el que las generaciones actuales, con sus aportes, financian las mesadas pensionales de los mayores actuales, así lo explica Kevin Hartman, investigador de pensiones de la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.
“Hay países donde las personas que tienen una edad superior a 50 años, por ejemplo, constituyen proporcionalmente, respecto al resto de la población, un segmento más grueso. Eso quiere decir que las reglas de pensiones, como la edad en la que me pensiono y la cantidad de semanas que tengo que cotizar, van a ir cambiando con el tiempo”, comentó.
Por último, Vega dijo que, más allá de los incentivos y las políticas públicas que pueda adoptar el Gobierno, como licencias de maternidad más prolongadas y otros incentivos que puedan revertir o impulsar las tasas de fecundidad, se “deben estudiar las causas de por qué las mujeres no quieren tener hijos para atacar esos determinantes”.
“Se pueden hacer muchas cosas para que se motiven a las mujeres a tener hijos, pero primero hay que saber las causas y en qué están pensando las mujeres. Hay muchas condiciones que las mujeres están considerando para tener hijos y hay que consultarlas para saber cómo atacar esas condiciones e intentar contener el marcado descenso de la fecundidad”, concluyó.
Por Liz Castrellón y Camilo Álvarez