LA JORNADA

Horacio Cartes deja en tremendo ridículo a Zuccolillo

Las campañas interesadas del diario ABC color contra el presidente Horacio Cartes siguen de derrota en derrota, y día a día se comprueba la debacle de su mperio de papel

Por Luis Agüero Wagner
Aunque los periodistas que cobran un salario en ABC color y otros medios relacionados con el empresario Aldo Zuccolillo pretendan lo contrario, el dueño de sus opiniones y del diario donde escriben es bien conocido en la sociedad paraguaya y su mundillo político por su tenebrosa relación con la dictadura del general Alfredo Stroessner, sus vínculos familiares con un involucrado en el atentado terrorista con bomba que costó la vida a Orlando Letelier en Washington en 1976, y por su avaricia sin límites que impregna cada página, columna y renglón de la prensa que está sometida a sus intereses.

Zuccolillo ordenaba publicar en la tapa del diario su propia fotografía con Stroessner, colaboraba periodísticamente con la represión del régimen, entregaba donaciones a los responsables de los centros de detención y torturas, y era y sigue siendo un baluarte de la desigualdad social y los abusos de poder.

Derrocada la dictadura, pretendió borrar décadas de respaldo al dictador Stroessner haciendo desaparecer su pasado comprometedor bajo la alfombra. Con su poder, su dinero y su diario, siguió marcando la agenda mediática y política del país sin solución de continuidad.
Su poder llegó a ser indiscutido, y sus sentencias inapelables. Con una tapa de diario podía permitirse desechar ministros y hasta derrocar un gobierno. Todo parecía indicar que su hegemonía seguiría indefinidamente, hasta que no pudo ocultar un enconado enfrentamiento con el presidente Horacio Cartes por negocios que el gobierno no le había adjudicado.

Fue la primera vez que un gobierno no dio el trato de leproso a un funcionario con el cual Zuccolillo se ensañaba con sus noticias sensacionalistas redactadas por sus escribientes a dos céntimos la línea.

Lejos de tomar distancia de los funcionarios a los cuales ABC color hostigaba, el presidente Horacio Cartes demostró que no abandona a los hombres que considera dignos de participar en su gobierno, y que no se dejaba intimidar por Zuccolillo.

Los operativos de prensa contra directores de entes, la utilización grosera de problemas con grupos insurgentes u opositores, las amenazas de juicio político y otras iniciativas que habían sido tan eficaces contra gobiernos anteriores, se estrellaron contra el muro de indiferencia levantado por el gobierno del presidente Horacio Cartes.

Los mismos opositores, ante el fracaso de estas campañas, llegaron a acusarse de servir a intereses de Zuccolillo hablando por boca de ganso. Otros llegaron a presentar una queja en la Fiscalía General de la República porque los fiscales ya no se guiaban por los titulares de ABC para realizar imputaciones.

Sus campañas para instalar que realizar una enmienda equivale a violar la Constitución, arrogándose atribuciones de una Suprema Corte, sufrieron el mismo destino.

Al mismo tiempo, sus oscuras motivaciones eran conocidas cada vez con mayor detalle, entre ellas la derivada de su frustrado intento de quedarse con el aeropuerto, rutas, viaductos, privatizar la distribución de energía eléctrica, monopolizar la telefonía celular, la televisación del fútbol, obtener beneficios para sus bancos y financieras,, etc.

Sus centros comerciales fueron el centro de la indignación ciudadana cuando recién inaugurados, sufrieron una verdadera inundación por una simple lluvia. Cobró estado público que sus familiares protagonizaban incidentes bochornosos en plena vía pública, se apropiaban de veredas, e impedían obras para mejorar la distribución de energía por no intervenir sus canchas de polo, deporte que carece de adeptos que lo practiquen según sus verdaderas reglas en Paraguay.

Se descubrió en su poder un zoológico ilegal, y salieron a luz extraños relacionamientos como el que lo une con un mediocre y misógino arquitecto de apellido Pankow, denunciado por golpear mujeres en más de una oportunidad.

El último de los ridículos que sufrió fue la colocación de los bonos soberanos que intentó desacreditar, con ayuda de algunos políticos opositores que se siguen guiando por los titulares de ABC.

Todo parece indicar que los tiempos están cambiando para la prensa paraguaya, y que su imperio de papel terminará muy pronto de desmoronarse para terminar arrojado al basurero de la historia.

El papel, después de todo, siempre ha sido un material frágil e incapaz de sobrevivir a la intemperie, fuego, agua o al simple paso del tiempo.

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