Por Claudia Brihuega Ortiz
La xenofobia selectiva del candidato a la presidencia estadounidense Donald Trump diferencia y hace “excepciones” entre las personas musulmanas. Una de ellas es Sadiq Khan, el primer alcalde musulmán de una capital europea. La catedral cristiana de Southwark, en Londres, acogió la toma de posesión del cargo. Khan representa a una sociedad formada por personas que respetan, celebran y acogen las diferencias.
“¿Qué ocurre con los empresarios musulmanes que trabajan en Estados Unidos? ¿Qué sucede con los estudiantes musulmanes que quieren estudiar en Estados Unidos? ¿Qué pasa con los musulmanes que quieren ir de vacaciones a Estados Unidos?”, se preguntaba Khan durante una entrevista para el Huffington Post. Lubna Suliman Olayan, árabe y musulmana, es una de las empresarias más importantes del mundo. Es directora general de Olayan Group, con sedes y oficinas en Arabia Saudí, Europa y Estados Unidos, donde vivió durante nueve años y se formó en la Universidad de Cornell y en la Universidad de Indiana.
“Es un ejemplo de cómo las mujeres pueden ser musulmanas al mismo tiempo que mujeres de su época. Rompe los estereotipos que se tienen en Occidente sobre las mujeres saudíes”, señala el historiador Robert Lacey.
Donald Trump ha expresado su opinión sobre el Brexit, el referéndum que se celebrará en Reino Unido el 23 de junio para la permanencia o no en la Unión Europea. “Creo que estarían mejor fuera, pero no digo esto como una recomendación, sólo expreso mi opinión”, dice Trump. Inmigración como causa de conflictos en los países es parte de la campaña política del candidato a la presidencia. El machismo está presente en sus intervenciones, argumenta que los musulmanes y los valores occidentales son incompatibles, ideas compartidas con grupos extremistas basadas en la ignorancia.
Muchas personas establecen juicios de valor por imágenes recibidas desde la televisión y el cine. Realidades maquilladas, dirigidas y medidas por los intereses de quién financia la producción, una visión particular para un público determinado. Propaganda de sistemas políticos y élites sociales, transmite valores y estereotipos que estigmatizan a algunas personas y a determinados colectivos de la sociedad.
Problemas globales utilizados para dar explicación a conflictos particulares olvidan por el camino las necesidades específicas de cada uno de ellos. Mirar atrás significa recordar que hubo antes de nosotros, dejar el egoísmo a un lado y aprender, por fin, que somos parte de un todo.