LA JORNADA

Emilio Gutiérrez Soto y la lucha por la protección de los periodistas

Desde hace 25 años, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por su sigla en inglés) publica un informe anual con la lista de los periodistas asesinados a lo largo del año en todo el mundo. La lista de este año incluye el asesinato de 42 periodistas y cuatro trabajadores de los medios; algunos de ellos mientras cubrían situaciones de guerra, otros asesinados en represalia por sus investigaciones periodísticas. Otros 20 fueron asesinados en circunstancias en las que el CPJ no puede confirmar que estuvieran relacionadas con su trabajo. Según cita el informe, una cifra récord de 262 periodistas fueron encarcelados en todo el mundo este año. Turquía, China y Egipto encabezan la lista de países con mayor cantidad de periodistas detenidos por segundo año consecutivo. Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lleva a cabo una campaña implacable para desacreditar el periodismo en su país, a menudo con una retórica que podría incitar a sus seguidores a la violencia. La política de Trump de aumentar las deportaciones masivas podría incluso enviar a un periodista mexicano, actualmente encarcelado en Estados Unidos, de regreso a México, donde podría ser asesinado.

Emilio Gutiérrez Soto se encuentra retenido en un centro de detención de inmigrantes de El Paso, Texas, junto con su hijo Oscar, de 24 años de edad. Ambos huyeron de México en 2008, en busca de asilo político después de que Emilio recibiera amenazas de muerte por su trabajo como periodista.

Emilio nos concedió una entrevista telefónica para Democracy Now! desde el centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por su sigla en inglés) en el que se encuentra recluido: “Yo escribí algunas notas informativas en donde relataba el actuar de los militares en la zona noroeste de Chihuahua, precisamente en el municipio de Ascensión, Chihuahua, y concretamente en la población de Palomas, que es la frontera con el estado de Nuevo México. Esto causó una reacción de disgusto en el secretario de la Defensa Nacional, que envió al jefe de la Quinta Zona Militar en Chihuahua, el general Alfonso García Vega, a amenazarme de que ya había escrito unas notas, en concreto tres, en donde hacia los señalamientos de corrupción, de asaltos cometidos en contra de la población por parte de los uniformados del Ejército. Y pues me sentenció, me dijo: ‘Ya escribiste tres notas, y no va a haber una cuarta’. Y claro que hubo una cuarta nota”.

Eso fue en 2005. Un día de 2008, Emilio recibió un mensaje urgente de un amigo, que había oído de boca de alguien del ejército que el periodista era blanco de asesinato. Emilio agarró los documentos necesarios para viajar, preparó a su hijo, Oscar, y juntos huyeron a Estados Unidos. Después de siete meses de detención fue liberado, a la espera de un fallo judicial sobre su solicitud de asilo político. Emilio y Oscar subsistieron trabajando en un camión de comida en Nuevo México hasta el pasado mes de julio, cuando el juez falló en su contra. Padre e hijo fueron llevados a la cárcel de inmigración esposados. Desde el centro de detención, Emilio apeló el dictamen.

“Una deportación de nosotros implica obviamente la muerte. Si no hubiera la anuencia del Gobierno [mexicano] para que los grupos delictivos pudieran trabajar con esa impunidad, seguramente serían otras las condiciones, pero el Gobierno mexicano facilita a los grupos criminales que actúen en total impunidad. El Gobierno mexicano, como todos lo sabemos, es el más corrupto que existe en todo el hemisferio y obviamente no goza de ninguna credibilidad”, dijo Emilio en la entrevista con DN!.

El Comité para la Protección de los Periodistas informó que México es el país con mayor cantidad de periodistas asesinados explícitamente en represalia por su trabajo. La semana pasada, el periodista Gumaro Pérez Aguinaldo fue asesinado en el sureño estado de Veracruz. Recibió varios disparos de arma de fuego mientras asistía a un desfile de Navidad en la escuela de su hijo. Es al menos el periodista número 12 en ser asesinado en México en este año.

El viernes anterior al día de Navidad, Bill McCarren, director ejecutivo del Club Nacional de Prensa de Washington DC y Beto O’Rourke, congresista demócrata de Texas, se reunieron con Emilio y Oscar en el centro de detención del ICE en El Paso, y luego se reunieron con William Joyce, director interino de la oficina local del ICE en El Paso, y con el consejero principal local del ICE, Elias Gastelo, para solicitar la liberación de Emilio y Oscar. Además de la prueba fehaciente de la frecuencia con la que ocurren asesinatos de periodistas en México, McCarren presentó una petición con 18.000 firmas recogidas a lo largo de Estados Unidos, que exige la liberación de Emilio y Oscar. Según McCarren, el consejero principal Gastelo los instó a “bajar el tono”. McCarren lo interpretó como que deberían realizar su campaña de apoyo a Emilio de manera menos visible. El líder del Club Nacional de Prensa expresó: “Estamos aquí para arrojar luz cuando creemos que alguien fue detenido arbitrariamente. Es nuestro trabajo asegurarnos de que todos sepan su nombre”.

El miércoles, la Junta de Apelaciones de Inmigración de Estados Unidos les otorgó a Emilio y Oscar una suspensión completa de su orden de deportación. El caso se va a trasladar de la región fronteriza de Texas a Virginia, donde los defensores de Emilio esperan que su grave situación reciba la debida consideración. Además, su equipo legal solicita que sean puestos en libertad inmediatamente mientras esperan la apelación.

Incluso en Estados Unidos, donde la libertad de prensa está consagrada en la misma Constitución, el clima para el trabajo periodístico ha empeorado tanto que una coalición de organizaciones lideradas por la Fundación por la libertad de prensa ha organizado el Índice de Libertad de Prensa de Estados Unidos. Este índice tiene como objetivo “proveer el acceso confiable y fácil a la información sobre la cifra de violaciones a la libertad de prensa en Estados Unidos; situaciones tales como periodistas que enfrentan cargos, periodistas detenidos en la frontera de Estados Unidos, o que les hayan pedido que entregaran sus dispositivos electrónicos”.

El periodismo es una profesión inaceptablemente peligrosa en todo el mundo. La democracia depende de la existencia de una prensa libre fuerte, y está en todos nosotros exigirla y defenderla.

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