LA JORNADA

¿Quiénes asesoran al Señor Presidente?

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Después de tres días de masacre, el Señor Presidente salió en televisión, flanqueado por su esposa, la jefa de la Policía y el jefe del Ejército. Mi expectativa, igual que miles de nicaragüenses, era ver a un estadista ponerse al frente de la nación y enfrentar con sabiduría la mayor crisis política de los últimos 30 años. Pero sólo vi a un hombre atrapado en el tiempo. Desubicado. En otra realidad. Más de media hora historió de negociaciones pasadas hace tres décadas. Contó anécdotas. Adjetivó de delincuentes a los muchachos. (Recordé que Somoza llamó a Sandino bandolero). Aceptó dialogar con el COSEP. Pero no ordenó parar la matanza. Y la crisis y los muertos se incrementaron.

Al día siguiente, 22 de abril, volvió ante las cámaras. En vez del acompañamiento habitual de Chanito, ahora había gringos y asiáticos de la zona franca en la mesa. Un chele pidió respeto a los derechos humanos y restablecer la tranquilidad, porque ya empezaron a perder dólares. Y el Señor Presidente habló. Aplicará la Ley contra los protestantes. Reconoció que las reformas del INSS fueron el detonante –usó esa palabra- que estalló la crisis. Leyó la resolución de la junta directiva del INSS revocando la anterior –aunque no está facultada para derogar un decreto presidencial. No aceptó condiciones del COSEP para dialogar e invitó al cardenal Benes y la Conferencia Episcopal a conversar.

Ayer 23 fue multitudinaria la marcha azuliblanco. Decenas de miles. Grandioso y altivo el pueblo nicaragüense exigiendo libertad, paz, democracia. No hubo muertos, heridos, golpeados. (La Policía estaba en sus cuarteles y los garroteadores alejados). Patriótico el inmenso apoyo a los muchachos albergados en la UPOLI. Conmovedor el homenaje póstumo a las 30 vidas que segó la arrogancia, incluidos un periodista y dos policías. El luto y el dolor arraigados para siempre en sus familiares y amigos. Ansiamos el diálogo. Los muchachos se ganaron el derecho de estar allí. Que sea televisado para verlo clarito como el ojo de agua. Sugiero a Humberto Ortega dé un paso al costado. Él no cabe allí.

Escrito por Mario Urtecho

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