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Reconstruyen el cerebro de los espinosaurios más antiguos

Paleontólogos han reconstruido la estructura del cerebro y el oído interno de dos dinosaurios gigantes que vivían a orillas de los ríos y se alimentaban de peces

Reconstruyen el cerebro de los espinosaurios más antiguos
Los espinosaurios son un grupo de dinosaurios terópodos con largas mandíbulas, parecidas a las de los cocodrilos, y dientes cónicos.

Un equipo de paleontólogos británicos y estadounidenses de las universidades de Southampton y Ohio han reconstruido el cerebro y el oído interno de dos espinosaurios británicos, el ‘Baryonyx’ y el ‘Ceratosuchops’, que habitaban en las riberas de los ríos hace, aproximadamente, 125 millones de años, con el fin de explicar cómo se adaptaron para atrapar a sus presas debajo del agua.

Los espinosaurios son un grupo de dinosaurios terópodos con largas mandíbulas, parecidas a las de los cocodrilos, y dientes cónicos. Normalmente, buscaban y perseguían a sus presas en las orillas de los ríos. También atrapaban peces grandes. Su forma de vida era muy diferente a la de los terópodos más conocidos, como el ‘Allosaurus’ y ‘Tyrannosaurus’.

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Para comprender mejor la evolución del cerebro y los sentidos del espinosaurio, el equipo escaneó los fósiles del ‘Baryonyx’ y del ‘Ceratosuchops’ encontrados en el condado de Surrey y la isla de Wight, que son los más antiguos y contienen material de las meninges. La huella del cerebro en el cráneo de ambos especímenes está bien conservada, por lo que los científicos pudieron reconstruir digitalmente los tejidos blandos internos.

Limitaciones sensoriales y de equilibrio en espinosaurios

Al analizar los resultados, los investigadores llegaron a la conclusión de que los espinosaurios tenían el olfato poco desarrollado y que sus oídos solo captaban sonidos de baja frecuencia.

También pudieron esclarecer que estos dinosaurios se movían mucho peor en dos patas y no eran capaces de mantener el equilibrio tal como hacen los terópodos posteriores.

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Las estructuras cerebrales del ‘Baryonyx’ y del ‘Ceratosuchops’ mostraron que el cerebro de estos dinosaurios correspondía, en gran medida, a la de los tiranosaurios y alosaurios.

“A pesar de su ecología inusual, parece que el cerebro y los sentidos de estos primeros espinosaurios mantuvieron muchos aspectos en común con otros terópodos de cuerpo grande: no hay evidencia de que sus formas de vida semiacuáticas se reflejaran en la manera en que estaban organizados sus cerebros”, concluyó el estudiante de doctorado de la Universidad de Southampton y líder del estudio, Chris Barker, en un comunicado publicado en la página web de la Universidad de Southampton.

Una interpretación de los resultados sugiere que los ancestros terópodos de los espinosaurios ya poseían el cerebro y las adaptaciones sensoriales adecuados para la captura de peces y que solo les faltaba desarrollar un hocico y dientes inusuales para especializarse en una existencia semiacuática.

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