Esta gigantesca masa de hielo tiene una superficie aproximada de 4.000 kilómetros cuadrados y pesa casi un billón de toneladas
El iceberg A-23A, el más grande del mundo y que se desprendió de los glaciares antárticos en 1986, ha comenzado a desplazarse por primera vez en más de tres décadas, según información de la institución British Antarctic Survey obtenida a partir de datos satelitales.
La masa de hielo tiene una superficie de casi 4.000 kilómetros cuadrados y en su momento formó parte de la barrera de hielo Filchner-Ronne. Tras separarse del glaciar continental en 1986, el enorme iceberg quedó varado, en gran medida porque su base quedó atascada en el fondo del mar de Weddell (al sur del océano Atlántico).
#ImageOfTheDay #A23a is the largest #iceberg 🧊 in the world
After being stuck on the #Antarctic ocean floor for over 30 years, it has started to drift again in recent months#Sentinel1 🇪🇺🛰️ images from
↖️19 and ↗️ 31 October
↙️12 and ↘️24 November pic.twitter.com/8MDtOG9myS— Copernicus EU (@CopernicusEU) November 25, 2023
Según estimaciones del glaciólogo británico Oliver Marsh, el A-23A tiene “la potencialidad de sobrevivir largo tiempo” en el océano, incluso si resulta rodeado de agua más cálida. Además, puede “desplazarse hacia Sudáfrica y perturbar la navegación” en cierto momento. Es raro ver un iceberg de este tamaño en movimiento, admitió el científico. La enorme masa de hielo pesa casi un billón de toneladas.
🔵⚠️🧊🇦🇶 The latest clean view of #A23a is provided by #Sentinel1 #SAR on Nov.19. The #Iceberg is currently moving in free water after 30 years, less than 100km east of Joinville Island #Antarctica #climateemergency @samgerrits @helgavanleur @weermanreinier @weermanrobert pic.twitter.com/FukKvThKwB
— SatWorld (@or_bit_eye) November 24, 2023
Según Marsh, es posible que el iceberg se haya vuelto “ligeramente más fino”, algo más flotable y estaría siendo empujado por las corrientes oceánicas. Sin embargo, es posible que A-23A vuelva a quedar varado en las islas Georgias del Sur, una perspectiva que plantearía un problema para la vida silvestre de la región, puesto que millones de focas, pingüinos y aves marinas se reproducen en la isla y se alimentan en las aguas circundantes. La masa de hielo podría cortarles el acceso a los recursos necesarios.
Otro iceberg gigante, el A68, generó temores similares de colisión contra Georgias del Sur en 2020. No obstante, el desastre para la vida marina pudo evitarse cuando el iceberg se rompió en varios pedazos. Los científicos no descartan el mismo destino para el A-23A.