Jasper Graham-Jones opina que es probable que el casco compuesto de fibra de carbono fallara primero debido a los viajes repetidos, que habrían desgastado el material
Después de analizar las primeras fotografías publicadas de los restos del Titán, Jasper Graham-Jones, profesor asociado de Ingeniería mecánica y marina en la Universidad de Plymouth (Reino Unido), cree que el desastre del sumergible de OceanGate fue causado por microfisuras, según lo comentó el pasado viernes a Business Insider.
El experto explicó que el escenario más probable es que el casco compuesto de fibra de carbono fallara primero debido a los viajes repetidos, que habrían desgastado el material creando pequeñas grietas que finalmente cedieron, por lo que implosionó debido a la enorme presión de las profundidades marinas.
En este sentido, indicó que, si hubiera sido así, habría “muchos pequeños trozos de fibra de carbono compuesta”, detallando que, a juzgar por las imágenes difundidas, no parece que se hayan recuperado grandes planchas del casco, solo partes de la cubierta del sumergible, que se colocó sobre el mencionado casco.
¿Qué más se sabe?
Asimismo, señaló que tampoco se han visto fragmentos de fibra de carbono adheridos a otros deshechos, lo que —argumenta— podría ser una prueba más de que el casco de fibra de carbono falló primero, rompiéndose en trozos tan pequeños que no se verían los restos en las juntas.
Por otro lado, Graham-Jones comentó que los anillos estructurales de titanio, que estaban unidos al casco de fibra de carbono, estaban intactos, lo que “muestra que el titanio era el material correcto para usar“, y no la fibra de carbono.
Ahora los investigadores analizarán todos los restos con microscopio para entender la secuencia de los hechos y determinar qué sucedió exactamente. Según funcionarios estadounidenses, los resultados podrían tardar de uno a dos años.
El pasado 18 de junio el submarino Titán perdió el contacto con su buque nodriza alrededor de una hora y 45 minutos después del inicio de la inmersión para ir a ver los restos del Titanic, que yacen a 3.800 metros de profundidad en el fondo del Atlántico, a unos 600 kilómetros de la costa de Terranova, Canadá. Cuatro días después la empresa con sede en Washington dio por muertos a los cinco tripulantes.