La policía de Hong Kong se retiró este viernes de un recinto universitario que mantuvo sitiado por 12 días para tratar de arrestar a los manifestantes antigubernamentales refugiados en su interior.
Alrededor de un centenar de agentes entraron al campus el jueves para recopilar pruebas y retirar elementos peligrosos, pero no encontraron a ningún manifestante dentro.
El área quedó llena de escombros dejados por choques entre la policía y los activistas prodemocracia. Detrás quedaron ventanas rotas y restos de barricadas carbonizadas, un auditorio de deportes arruinado y un café Starbucks destruido.
Las autoridades retiraron cerca de 4.000 bombas incendiarias que dejaron atrás los manifestantes, que por dos semanas libraron batallas campales con policías antimotines en las calles próximas al centro universitario.
La reparación de los daños causados en el campus se demorará entre cinco y seis meses, explicó un funcionario universitario.
El sitio a la Universidad Politécnica de Hong Kong fue uno de los episodios más dramáticos en los casi seis meses de movilizaciones que comenzaron en junio con protestas contra una reforma de la ley de extradición, vista como una erosión de las libertades prometidas a la excolonia británica cuando regresó a manos de China en 1997.
Después de tantos meses de violentas manifestaciones, la ciudad disfrutó esta semana un período de calma relativa después de unas elecciones locales el domingo que fueron arrasadas por los candidatos prodemócratas.
Sin embargo, los activistas convocaron por las redes sociales a más protestas para este fin de semana, tratando de mantener el ímpetu después de recibir un respaldo del presidente estadounidense, Donald Trump.
Este viernes, cientos de personas corearon lemas prodemocracia en varias manifestaciones a la hora del almuerzo por toda la ciudad. Algunos portaron carteles con la imagen del presidente Trump, mientras que otros pedían a la jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, que “Es hora de renunciar”.
Desde Tailandia, Lam, señaló que el centro financiero está atravesando un periodo difícil pero sus cimientos, incluyendo sus fortalezas bajo marco “un país, dos sistemas” de Beijing, siguen siendo firmes.