Anteriormente, se sugirió que la monumental escultura se pudo haber tratado de un relieve natural con forma de león
Un grupo de investigadores de la Universidad de Nueva York (EE.UU.) desveló que la Gran Esfinge, situada junto a las pirámides de la ciudad de Guiza (Egipto), posiblemente fue esculpida por el efecto del viento o del agua, informó el pasado viernes la revista New Scientist.
El geólogo egipcio-estadounidense, Farouk El-Baz, sugirió en un artículo publicado en 1981, que los antiguos egipcios no crearon originalmente la monumental escultura dotada de cabeza humana y cuerpo de león. El-Baz explicó que los canteros aprovecharon el contorno con forma de león de la piedra erosionada por el viento para únicamente tallar el aspecto de su rostro.
En una investigación, que se publicará en la revista Physical Review Fluids, se proporcionaron nuevas evidencias que pueden avalar el planteamiento de El-Baz, luego de comprobar cómo el agua erosionaba la arcilla, lo que dio lugar a unos relieves naturales en miniatura parecidos a leones.
Desentrañado cómo se creó la famosa esfinge
Los científicos explicaron que se elaboraron montículos ovalados de arcilla de bentonita, a los cuales les agregaron un trozo de plástico no erosionable en sus extremos superiores. Posteriormente, se colocaron estos montículos en un túnel de agua, con el objetivo de que fluyera el líquido sobre estos de manera paralela a su eje longitudinal.
Una vez concluido el experimento, se observó que emergían unas figuras similares a un león en reposo a medida que el agua eliminaba la arcilla. Sin embargo, destacaron que el plástico no erosionable fue el único que permaneció intacto. Por su parte, el investigador Leif Ristroph detalló que el trozo de plástico, que tenía una forma cilíndrica, brindó el patrón para la cabeza de la figura de barro.
Asimismo, comentó que el flujo de agua esculpió su espalda curva, así como su cuello delgado y sus anchas patas. “El fluido está devorando el sólido, pero el sólido luego obliga al flujo a adaptarse a su forma”, indicó Ristroph, quien precisó que el montículo “se retroalimenta del flujo”, provocando cambios en “las tasas de erosión” y en la manera en el que el fluido “se distribuye sobre la superficie”.
Los expertos también señalaron que añadieron un tinte al agua para probar cómo los vientos podrían haber dado forma a la parte posterior de la esfinge, en el caso de que estos hubieran interactuado con una formación de relieve erosionada, conocida como ‘yardang’.
Se observó que, tras aplicar el tinte, aparecieron unas “líneas comprimidas debajo de la cabeza” de la figura, además de que el flujo de viento acelerado excavó “el cuello”, revelando las “extremidades anteriores y las patas” de esta.
“Estos resultados muestran lo que los pueblos antiguos pudieron haber encontrado en los desiertos de Egipto y por qué imaginaron una criatura fantástica”, subrayaron los investigadores, recalcando que realizarán futuros estudios para averiguar cómo este proceso erosivo podría influir en rocas del tamaño de la esfinge.