Aunque España, Irlanda y Portugal obtuvieron resultados relativamente buenos, ninguna de las naciones estudiadas ofrece entornos saludables para los más jóvenes, evidencia un informe de las Naciones Unidas
Los países ricos están creando condiciones de vida inseguras para los niños, tanto “dentro de sus fronteras” como “en otras partes del mundo”, advirtió el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés) en un informe publicado este martes, en el que instó a los Estados a reducir los niveles de residuos y contaminación.
El Centro de Investigación Innocenti, de Unicef, evaluó a 39 países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y de la Unión Europea según diferentes criterios, tales como el uso de plaguicidas, la humedad en los hogares, la exposición al plomo, el acceso a la luz y la generación de residuos.
Aunque España, Irlanda y Portugal obtuvieron resultados relativamente positivos, ninguna de las naciones estudiadas ofrece entornos saludables para los niños, según el informe. En contrapartida, señala el documento, países menos ricos de América Latina y Europa tuvieron un menor impacto en el estado general del planeta, en comparación con algunos Estados más prósperos.
En Islandia, Letonia, Portugal y Gran Bretaña, uno de cada cinco niños está expuesto a la humedad y el moho en su hogar; al tiempo que muchos otros menores, especialmente en México, respiran aire tóxico en áreas tanto internas como externas, alerta Unicef. En Bélgica, Israel, Países Bajos, Polonia, República Checa y Suiza, más de uno de cada 12 niños está expuesto a una notable contaminación por plaguicidas. En total, determinó el estudio, más de 20 millones de los menores bajo análisis tenían altos niveles de plomo en la sangre, recalca el informe.
“La mayoría de los países ricos […] contribuyen a la destrucción de los entornos de los niños en otras partes del mundo”, sostiene Gunilla Olsson, directora del centro de investigación.
Como hecho resaltante, algunos países nórdicos, como Finlandia, Islandia y Noruega, a pesar de estar a la cabeza a la hora de proporcionar un entorno saludable a sus propios niños, ocupan los últimos lugares en cuanto a su impacto global en lo referente a índices de emisiones, volumen de residuos electrónicos y niveles de consumo.
En este sentido, la funcionaria recalca que la humanidad debe “crear lugares y espacios mejores” por el bien de las futuras generaciones y “para que los niños prosperen”.
“El aumento de los residuos, de contaminantes nocivos y del agotamiento de los recursos naturales están haciendo mella en la salud física y mental de nuestros niños y amenazan la sostenibilidad de nuestro planeta”, advierte Olsson. “Debemos aplicar políticas y prácticas que salvaguarden el entorno natural del que más dependen los niños y los jóvenes”, agrega la directora.