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Hallan cien cartas sin abrir del siglo XVIII enviadas a prisioneros de guerra franceses por sus madres y esposas

Olvidadas durante siglos, las misivas fueron descubiertas por casualidad por Renaud Morieux, profesor de historia europea en la Universidad de Cambridge

Hallan cien cartas sin abrir del siglo XVIII enviadas a prisioneros de guerra franceses por sus madres y esposas
Las misivas iban destinadas a la tripulación del navío Galatée, que navegaba de Burdeos a Quebec cuando fue apresado por un buque británico en 1758.

Una caja con un centenar de cartas escritas hace más de 260 años a marineros franceses que fueron hechos prisioneros durante la guerra de los Siete Años (1756-1763) ha sido descubierta en los Archivos Nacionales del Reino Unido, informa The Guardian.

Las misivas iban destinadas a la tripulación del navío Galatée, que navegaba de Burdeos a Quebec cuando fue apresado por un buque británico en 1758 y llevado a Portsmouth, donde los marineros franceses fueron retenidos como prisioneros.

Cuando la administración postal francesa supo que la tripulación del Galatée había sido capturada, envió las cartas al almirantazgo de Londres, con la esperanza de que fueran entregadas a los prisioneros.

Sin embargo, las autoridades navales británicas guardaron las cartas sin abrir.

Olvidadas durante siglos, las cartas fueron descubiertas por casualidad por Renaud Morieux, profesor de historia europea en la Universidad de Cambridge.

Las más de cien cartas encontradas contienen numerosos mensajes personales, muestras de amor o incluso riñas de enamorados, además de conmovedores mensajes de madres de marineros.

La madre de Nicolas Quesnel escribió a su hijo quejándose porque le escribía más a su prometida que a ella. “Trasmite mis felicitaciones a Varin [un compañero de barco]”, escribió. “Sólo su esposa me brinda noticias”, añadió.

“No puedo esperar para poseerte”, se lee en la carta que escribió la mujer de otro marinero, Anne Le Cerf, que firmaba su nota: “tu obediente esposa Nanette”.

Marie Dubosc escribió a su marido, Louis Chambrelan, primer teniente del buque de guerra capturado: “Pasé la noche escribiéndote […]. Soy tu esposa para siempre fiel. Buenas noches, mi querido amigo. Es media noche. Creo que es hora de descansar”. La pareja nunca volvería a verse, ya que ella murió al año siguiente en Le Havre.

“Me di cuenta de que era la primera persona en leer estos mensajes tan personales desde que fueron escritos. Sus destinatarios no tuvieron esa oportunidad. Fue muy emocionante”, comentó Morieux.

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