¡El boxeo ha sido sepultado varias veces como Pompeya por la erupción del Vesubio!; José Martí decía que ”los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre” y bajo esa atmósfera de un deporte reiteradamente aplastado por una lava feroz de insensatos, fue cimentado el reencuentro del próximo 9 de Septiembre entre Chocolatito González y Rungvisai, en Carson California.
La insolvencia arbitral ocurrida en New York derramada ya muchas veces en varios capítulos del libro llamado boxeo, incluyó en uno de sus párrafos oscuros al nicaragüense que marchaba invicto, con la corona de Rey como el mejor pugilista del mundo.
Detrás del rostro de Srisaket, fumigado por la perplejidad que le provocó oír su nombre como nuevo campeón; estaba Chocolatito, sorprendido y atónito al igual que todos aquellos asistentes al Museo Louvre en París (2009), cuando la enloquecida mujer rusa lanzó una taza contra la Gioconda de Leonardo Da Vinci.
Hay duelos como el de Argüello y Pryor que después del primer choque marcan una ruta como el Google Maps. En un 99% de los casos se llega al destino con precisión. Creo que difícilmente el tailandés tendrá una estrategia que cambie el resultado de una pelea frente Chocolatito. El asiático no dispone de variables porque le escasean los recursos boxisticos, tan amplios en Román. González se adueñó y controló el primer enfrentamiento aún con el baño masivo de sangre a causa de tres cortes suciamente elaborados por el rival.
Cuando sabes manejar el ring, arremeter con velocidad los escapes de tu oponente, aplicando poder a tus golpes, insistiendo en la zona baja para luego demoler arriba, es poco probable que la historia cambie. ¡Román jamás estuvo levemente fuera de balance o intimidado por las manos de Rungvisai!
En la revancha veremos la superioridad del nicaragüense haciendo mella, atacando sin temor al impacto de la respuesta. Las combinaciones largas harán eco a medida que se prolongue la pelea. La fosfatina en los puños de González y la insistente característica de Srisaket yendo siempre al frente, se combinarán para que Chocolatito lo destruya con la furia del Vesubio antes del doceavo asalto.
Estoy claro que el deporte nos ha sacudido con movimientos tectónicos tan sorpresivos como los de un terremoto. Pero nada me indica que un boxeador como Román en plenitud de facultades, revestido de una amplia experiencia, provisto de intensidad y auténtica asimilación sin el mínimo temor al intercambio contra Yutaka Niida y Akira Yaegashi; pueda verse ensombrecido esa noche en el StubHub Center de Los Ángeles.
El brillantísimo escritor cubano Martí también aseveró que “alcanzar fama, no es más que el deber de mantenerse constantemente a su altura.” Chocolatito González con la visión aguda del águila, es un cazador experto que solo aterriza desde el cénit para atrapar y engullir a su presa.
Fotografía: AFP
*Los Ángeles California. USA