LA JORNADA

Fosas comunes y consumo de carne humana: el horror de una cárcel colombiana a manos del paramilitarismo

En una audiencia reservada ante la justicia transicional, el exdirector del recinto se refirió a los crímenes que cometían en ese recinto los paramilitares a principios del 2000

Fosas comunes y consumo de carne humana: el horror de una cárcel colombiana a manos del paramilitarismo
Cárcel La Modelo, en Bogotá, Colombia, el 22 de marzo de 2020
Daniel Munoz / Gettyimages.ru

El exdirector de la cárcel ‘La Modelo’, una de las más grandes de Colombia, hizo una escalofriante confesión ante la Justicia Especial de Paz (JEP) –mecanismo establecido tras el acuerdo de paz– sobre el supuesto consumo de carne humana de los asesinados o desaparecidos dentro del penal, lo que generó varias reacciones, entre ellas la del presidente Gustavo Petro.

Entre el 28 de abril y 15 de julio de 2001, William Gacharná Castro estuvo al frente de ‘La Modelo’, como es llamada. En su testimonio aseveró que en el interior del centro carcelario hay fosas comunes, por lo que la JEP anunció que “se procederá inmediatamente de la mano del Ministerio de Justicia”.

En diciembre pasado fue admitido por la justicia transicional por su participación y colaboración en crímenes cometidos por el paramilitarismo en esa cárcel entre 1999 y 2003recoge El Espectador.

El también exfuncionario del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) ya tenía un proceso abierto en la justicia ordinaria por los homicidios y desapariciones de 101 reos.

Consumo de carne humana

Gacharná, según fragmentos de audios difundidos por los medios, producto de una audiencia reservada de la JEP, reconoció que en ese cárcel, ubicada en Bogotá, hay fosas comunes que habrían construido los grupos paramilitares que se encontraban allí recluidos y que mantenían enfrentamientos con los miembros de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

El relato más aterrador divulgado por la prensa se relaciona con el destino de los desaparecidos y ejecutados por los paramilitares que, según reconoció el exfuncionario del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), eran disueltos en ácido, cocinados y usados en la fabricación de embutidos.

“Se hablaba de que a las personas las desaparecían en ácido clorhídrico, de que las cocinaban en las marmitas del rancho, unas ollas de vapor inmensas que hay para la preparación de las comidas hasta que se deshicieran”, aseveró.

Asimismo, dijo que había una “microempresa promovida por los paramilitares, que era de embutidos, salchichones, carne de hamburguesas, y que decían que los fabricaban con carne humana”.

Tras conocer estas afirmaciones, Petro escribió en su cuenta de X que lo narrado era “pavoroso”.

Las fosas comunes

El entonces director de ‘La Modelo’ durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) no extendía las requisas más allá del primer piso del recinto y confiesa que no sabía cuántos internos había, por lo que las desapariciones podían ocurrir sin que nadie se enterara.

“A veces uno preguntaba por un interno para saber si realmente estaba allá, nos dábamos cuenta de que no estaba cuando había diligencia judicial y el tipo no nos aparecía por ninguna parte”, afirmó.

Lastimosamente reconozco que no hacíamos nada“, reconoció.

Fosas comunes y consumo de carne humana: el horror de una cárcel colombiana a manos del paramilitarismo
Exdirector de la Cárcel La Modelo, William Gacharná Castro, en Colombia.
JEP

Gacharná cree que en el interior de la cárcel hay fosas comunes y considera que está “más que convencido” de que el control que ejercía era “mínimo”.

“Ellos tenían muchas áreas para operar, era imposible que hubiéramos podido detectar todos los túneles que fabricaban: algunos eran para fugarse, otros para enterrar personas”, agregó.

En su declaración, también admitió haber recibido sobornos y permitir el ingreso de armamento.

El poder paramilitar

Al ser consultado por cuál fue su actuación al conocer lo que ocurría en el penal que dirigía, Gacharná dijo que nunca ahondó en ese tipo de investigaciones y que internamente se “blindó” con las explicaciones que daba el Inpec, la Policía y la Fiscalía.

“No hubo operaciones de allanamiento desde 1997 hasta 2000”, sostiene.

Recordó que el poder del paramilitarismo era tal que tuvo que pedir permiso a Juan de Jesús Pimiento, alias ‘Juancho Diablo’, un paramilitar y neonazi que mantenía el control en esa cárcel, para que aprobara su designación.

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