LA JORNADA

El azar que revitaliza la economía de una isla caribeña gracias a la IA

El territorio británico de ultramar de la isla de Anguila obtuvo en diciembre del año pasado casi 50 millones de dólares por esta actividad económica

El azar que revitaliza la economía de una isla caribeña gracias a la IA
Vista aérea de Rendezvous Bay, Cove Bay Beach, en la isla caribeña de Anguila.

La pequeña isla caribeña de Anguila, un territorio de ultramar del Reino Unido de apenas 100 kilómetros cuadrados y menos de 16.000 habitantes, se ha situado en los últimos dos años en el mapa gracias a la inteligencia artificial y a una feliz coincidencia.

Desde los años 90, este territorio fue agraciado por la Corporación de Asignación de Nombres y Números de Internet (Icann, por sus siglas en inglés) con el dominio .ai. Esas dos letras, productos casi del azar, cobraron otra dimensión hace un par de años.

La eclosión de las nuevas tecnologías, como la Inteligencia Artificial (IA), convirtieron en los últimos tiempos el dominio de Anguila en un caramelo codiciado por las empresas desarrolladoras y proveedoras de estos servicios.

50 millones de euros

En un momento en que cada vez más empresas de todos los tamaños están implementando sitios especializados en IA, la mayoría quieren utilizar esas siglas en inglés en la web y no dudan en comprar el dominio a Anguila.

El azar que revitaliza la economía de una isla caribeña gracias a la IA
Se calcula que esas inversiones podrían representar alrededor de un tercio de los ingresos del Gobierno de la isla.

Se calcula que esas inversiones podrían representar alrededor de un tercio de los ingresos del Gobierno de la isla, de manera que –junto al turismo de playas blancas y arrecifes de coral, la banca ‘offshore’ y la pesca– se ha convertido en un de los principales dinamizadores de la economía local.

El verdadero negocio empezó en noviembre de 2022, cuando se produjo el lanzamiento de ChatGPT, momento en el que se desbocaron las ventas de dominios terminados en .ai. Así, según el registro whois del Gobierno de Anguila, las ventas de este rubro se dispararon de 143.737 en julio de 2022, a 248.609 en junio de 2023.

El último dato disponible, del 20 de diciembre de 2023, cifra en 353.928 el total de dominios vendidos, por un monto global que supone casi 50 millones de euros.

Se estima que en 2021 el PIB anual de la isla era de 288 millones de dólares, según recogen medios como Business Insider, por lo que las ganancias en esta materia podrían suponer más de un 15 % de la riqueza del país.

¿Cómo funciona?

El Gobierno de cada país gestiona las tasas y la duración de los dominios. En un país como España, el coste es de 0 a 10 euros y se renueva anualmente, mientras que en Anguila hacerse con uno de sus dominios cuesta 140 dólares y su duración es de 2 años. El mismo coste tiene su renovación.

Muchos países trabajan con socios comerciales para administrar las licencias de dominio, si bien no es el caso de este territorio caribeño, que decidió manejarlos por sí mismo, lo que hace que los beneficios reviertan íntegramente en la administración del país.

Vincent Cate en la trastienda

Detrás de esta explosión en la pequeña Anguila está la figura de Vincent Cate, un estadounidense que renunció a su ciudadanía y se estableció en la isla a mediados de los 90. Él es quien gestiona los registros de dominios para el territorio.

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El desarrollador de software y gestor de los dominios .ai, Vincent Cate.
Offshore Information Services Ltd.

Desarrollador de software y graduado en la Universidad Berkeley de California, tenía un negocio de hardware Atari en los 80. Tras su mudanza a la isla caribeña desarrolló diferentes actividades, muchas de ellas relacionadas con Internet. Además, fue uno de los fundadores de la criptografía financiera.

Se trata de una reconocida figura contra la censura de Internet que, en su opinión, llevan a cabo países como Alemania, EE.UU. o Francia. Las protestas contra algunas leyes de su país natal y su participación en actos de desobediencia civil le llevaron en 1998 a naturalizarse como ciudadano de Mozambique (más adelante lo haría de Anguila) y renunciar a la ciudadanía estadounidense: “Quiero estar libre de las tontas leyes estadounidenses sobre criptografía”, dijo por aquel entonces, según recogió The New York Times.

Otros casos paradigmáticos

El caso de Anguila no es el primero de un dominio de un país que adquiere relevancia. Hace más de dos décadas, en el año 2000, Tuvalu, un país de Oceanía de solo 26 kilómetros cuadrados y 11.000 habitantes protagonizó una gran noticia económica.

Tenía asignado el dominio .tv, uno de los más codiciados por su claro vínculo con los canales de televisión, y lo vendió por 50 millones de dólares.

Así, el dominio de .ws de Samoa Occidental, se comercializa como abreviatura de ‘web site’; la Federación de Micronesia vende su dominio .fm para radios; y el dominio de Laos, .la, fue comprado para utilizarse en el condado de Los Ángeles (en el estado de California), entre otros ejemplos.

Una historia diferente la protagoniza el gigante de las ventas online Amazon, que lanzó su propio dominio .amazon, lo que inició una disputa con los ocho países de la cuenca del Río Amazonas que acabó ganando la multinacional.

Por el momento, el Gobierno de Anguila continúa ampliando su sector de negocio en este ámbito, y ya anunció nuevos sufijos de dominios de Internet a la venta: AI., .AI., Anguilla Incorporated., AI.SEZ., AISEZ., AILTD., AI.Ltd., AI.Inc., AI.Co. y .Co.Ai.

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