Por Carmen García Mollón
No es lo mismo conocer un país de visita que vivir en él y esa oportunidad nos la dan becas como las de ERASMUS. Son miles de estudiantes de todo el mundo los que deciden hacerlo por lo menos una vez en sus vidas. Apenas reciben 300 euros al mes durante siete meses pero ahorran para poder disfrutar de esta experiencia que les abrirá puertas en su futuro.
Roma es uno de los destinos más solicitados sobre todo por estudiantes de humanidades. Una ciudad donde cada uno de sus lugares tiene una historia. No sólo se trata de visitar sino de sumergirte en las costumbres y forma de ser italianas. Convivir con personas de culturas y países diferentes para conocer cuáles son sus tradiciones, sus hábitos, sus comidas típicas, por qué decidieron tomar la decisión de estudiar en otro país pero sobre todo ser capaz de comunicarte en varios idiomas con otras personas como tú, además de con los nacionales del país que nos acoge con Erasmus.
El Erasmus es desaprovechado por aquellos que creen que es salir de fiesta durante los siete días de la semana. Sin intención de aprender el idioma; sólo se relacionan con los de su misma lengua porque dicen “hablar otra lengua me da pereza” o “por qué hablar otro idioma si con el mío pueden entenderme”. Son oportunidades que se presentan para aprovecharlas. Al principio cuesta comunicarte, pero a base de estudiar, fallar y que te corrijan se aprende.
Todas las horas del día aprenderás; durante el ocio, el trabajo, el estudio. Cada universidad tiene un estilo diferente de evaluar, enseñar, trabajar; sobre todo si no es en tu país. El modo de estudiar y estar en clase de los estudiantes es diferente. Ni mejor ni peor, diferente. Todo esto ayuda a formarse; dar una visión de que en la vida laboral también ocuparás diversos puestos de trabajo donde cada empresa tendrá su modo de actuar.
El Erasmus beneficia en la etapa de estudio, laboral y personal. Cada vez más las empresas están vinculadas a otros países. Esto supone que sus trabajadores deben tener las capacidades para poder comunicarse en varios idiomas y saber relacionarse con personas de culturas diferentes sin pensar en estereotipos. No se puede tener la misma visión cuando vives durante años en el mismo lugar que si viajas; aprendes diferentes comportamientos depende del país y te integras en otro ambiente. Dicen que Erasmus una vez, Erasmus toda la vida. Viajar, conocer, aprender de otros diferentes es lo que enriquece a las personas. Por eso, agradecemos y celebramos esta oportunidad que tenemos.