Por Walter Monge-Cruz
La precipitosa caída de Donald Trump en las encuestas después del escándalo de asalto sexual y la guerra declarada por parte del candidato presidencial hacia la jerarquía republicana por alejarse de su campaña presidencial debido a las acusaciones de una docena de mujeres, ha herido nacionalmente al partido republicano.
A menos de dos semanas de las elecciones, el GOP enfrenta una crisis política no contemplada al inicio del camino hacia la Casa Blanca, la cual es perder la mayoría en el Senado y una considerable presencia en la Cámara de Representantes. Todo debido a la guerra civil que existe entre Trump y la jerarquía política del partido que lo consideran un impostor que destruirá al partido de Lincoln.
Aun cuando enormes figuras políticas como Marco Rubio y Ted Cruz le endorsan al final de la carrera, el voto latino está determinado en contra del magnate neoyorquino, así como el afroamericano y el voto conservador del Partido del Té ha sido dividido. El abierto voto republicano de parte del clan Bush y sus seguidores como el carismático y respetado Colin Powell hacia Hillary Clinton, aunado al desprecio del Presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan, es determinante para que Trump no gane la presidencia del país.
Las malas noticias para Trump no terminan con conocer que la mayoría del pueblo estadounidense no lo quiere como presidente y creen que es un peligro para el futuro de la nación, sino que ahora se ha convertido en un hazme reír obligado cada sábado en el programa de la estación NBC, Saturday Night Live, en el cual, el veterano actor Alec Baldwin hace una interpretación cómica magistral del arrogante y erróneo carácter del candidato presidencial republicano.
Lo que no es chiste para la mayoría del pueblo estadounidense es que Trump, ha manifestado que no respetará el resultado electoral si no gana. Una aserción trascendente, incoherente e inhóspita en la historia política de la democracia de este país, pero que tiene un apoyo masivo entre sus seguidores, quienes muchos sienten una pasión patriótica hacia defender las ideas de su candidato, sean buenas o malas, que les animan a apoyarlo al decir que el sistema electoral es corrupto y que los resultados de la elección serán manipulados en favor de Hillary Clinton.
Hillary Clinton ya no pelea a Trump mas, después de derrotarlo tres veces en los debates políticos que la nación observó, su esfuerzo se ha concentrado en apoyar a los aspirantes a representantes públicos en los estados claves que le den la mayoría en el Senado, porque es allí adonde ella como Presidenta del país, puede impulsar con veracidad las políticas públicas que la nación Latinoamérica en USA espera que sean implementadas, como la ansiada Reforma Migratoria que le brinde un estado legal a los indocumentados.
Trump es un formidable oponente ante el actual status quo de Washington DC, porque según su proyecto político, los Bush, los Clinton y los Obamas, han convertido a la una vez creída como la nación más poderosa del mundo en una nación bananera, como afirmó Vladimir Putin, y Donald Trump no disputó: y que sus seguidores más radicales creen que es verdad, porque ellos están hartos del convencionalismo político de Washington DC. Sin embargo, ¿Es Donald Trump el nuevo Chávez de América?, amante de Rusia y Vladimir Putin.
La elección inició hace dos semanas, más de siete millones de estadounidenses han votado ya, en lo que se llama voto temprano, que es para las personas que son muy ocupadas, tienen incapacidades o viven en el exterior. Hillary Clinton gana hasta ahora el voto popular, pero el gran premio se entregará el ocho de noviembre cuando la elección será decidida y manifestada por toda la nación. El país espera que Trump no declare una guerra civil hacia la democracia si pierde, como lo hizo con el partido que le brindó la oportunidad increíble de ser presidente de la nación más poderosa del mundo, y que el partido de Lincoln lo perdone y olvide.
@waltermongecruz
Presidente Comisión Cívica Democrática
Desde Washington DC