En el día en el que Nicolás Maduro es investido nuevamente presidente de Venezuela en medio de tensiones y hostilidades internacionales hacia su Gobierno, la falta de representación política en el acto por parte del resto de países de la región latinoamericana es general.
Sin embargo, y destacando por su fidelidad, destaca la presencia del mandatario boliviano, Evo Morales.
El boliviano, quien ha defendido en todo momento al Gobierno de Nicolás Maduro frente al resto de países latinoamericanos, mantiene su postura a favor de la Revolución bolivariana y parece que, a pesar del devenir que ha sufrido el país en los últimos años, no cesa en su fidelidad al chavismo.
¿Por qué? ¿A qué responde la lealtad extrema de Evo Morales hacia el Gobierno de Venezuela? La raíz de ello está en la relación de amistad que el mandatario boliviano mantenía con el fallecido expresidente Hugo Chávez Frías, líder de la Revolución bolivariana.
Ambos coincidieron como presidentes durante un periodo de tiempo en el que en la mayor parte de los países de la región latinoamericana estaban gobernados por la izquierda, como fue el caso de Brasil (con Lula da Silva en el poder), Argentina (con Néstor Kirchner), Ecuador (con Rafael Correa) o Uruguay (con Pepe Mújica), además de otros centroamericanos.
Durante dicho periodo, los mandatarios –socios políticos y económicos de gran cercanía– entablaron una relación de amistad que llevó a que, a la muerte de Hugo Chavez, los más cercanos al boliviano aseguraran que este había sentido su fallecimiento con el de su propio hermano. Evo Morales, cuyo proyecto político para el país sudamericano parecía inverosímil, estuvo apoyado desde el principio por Chávez, lo que creó una lealtad recíproca.
Desde 2002, cuando Morales, dirigente sindical cocalero, ocupaba un cargo de diputado opositor, Chávez ya se había fijado en él: “Tenemos que hablar, indio. Tenemos que hablar, Evo”, gritó Chávez durante una visita oficial a La Paz, recordó Morales tras la muerte de su par venezolano a ‘Telesur’. A partir de ese momento se inició la comunicación entre ambos, la cual culminaría en una alianza política entre ambos países en 2006, cuando Morales llegó al poder.
De hecho, la fidelidad fue tal que la famosa frase “Váyanse al carajo, yankees de mierda, que aquí hay un pueblo digno. Váyanse al carajo 100 veces”, pronunciada por Chávez en 2008, fue propiciada por el despido del embajador de Estados Unidos en Bolivia por la presunta conspiración contra el Gobierno de Morales, un momento que provocó gran inestabilidad para el cocalero.
El respaldo y la mediación internacional de Chávez hacia la Bolivia de Evo Morales fue, desde el principio, total. El venezolano ejerció de “hermano mayor” con el boliviano hasta su muerte, en 2011, un gesto que ha propiciado que Morales se mantenga firme en su lealtad hacia el proyecto bolivariano de Chávez, a pesar de que este pase por sus peores momentos.