Beijing (Xinhua) – Un total de 9,4 millones de alumnos chinos empezaron ayer miércoles el examen nacional anual de acceso a la universidad, conocido como “Gaokao” en chino, y que tendrá un gran impacto en su futuro.
Según el plan de matriculación de 2017 elaborado por el Ministerio de Educación, se espera que unos 3,72 millones de estos estudiantes se matriculen en títulos de grado tras la prueba, un aumento de casi 10.000 respecto a 2016. Sin embargo, la competición es feroz para entrar en las instituciones más prestigiosas.
Las autoridades locales han adoptado medidas extras para eliminar las trampas, que desde el año pasado pueden ser tratadas como una ofensa criminal. La creciente sofisticación de los métodos de engaño ha perjudicado la integridad del examen, que intenta ser un terreno donde se juega en igualdad de condiciones.
En la provincia oriental china de Shandong, donde existe una fuerte competencia, el departamento local de educación ha ordenado que los alumnos no puedan pedir salir durante la prueba, excepto en circunstancias especiales, para prevenir que sean sustituidos por otros en el examen.
“Se debe investigar el paradero de los ausentes que no tienen suficientes razones. Se deben seguir procedimientos estrictos para aprobar las solicitudes de salida”, según una directriz emitida por el departamento.
Zhang Zhiyong, subdirector del departamento, indicó que el movimiento tiene como objetivo eliminar los problemas que podrían habilitar el engaño.
La policía de la provincia central china de Henan, donde se contabiliza el mayor contingente de participantes con 860.000 estudiantes, ha arrestado a 16 sospechosos de operar negocios relacionados con las trampas en la prueba. Las fuerzas del orden han confiscado equipos entre los que hay emisores de señales, teléfonos celulares y portátiles.
En Beijing, que cuenta con más de 60.000 aspirantes, las autoridades locales han acelerado la gestión de los papeles de examen. Estos documentos fueron enviados a los 92 sitios de la prueba de la ciudad y estuvieron escoltados por la policía. Las entregas fueron monitorizadas con sistemas de posicionamiento de GPS y de vigilancia de video.
“Mi familia fue pobre y no pudo permitirse enviarme a la universidad. Por eso empecé a trabajar cuando era adolescente”, señala Du Wanjun, padre de un participante de Beijing. “En la actualidad, todos los chicos puede competir por ir a la universidad y muchos pueden lograrlo con éxito. Estoy verdaderamente contento por ellos”, agrega.
“Deseo que mi hija pueda relajarse y esforzarse por hacer lo mejor que pueda. El Gaokao es solo una experiencia”, explica Du, quien a diferencia de muchos padres salió del campus sin mirar atrás.
Algunos padres no están tan calmados como Du. En la ciudad de Changchun, en la provincia nororiental de Jilin, una madre apuntó a Xinhua que se levantó a las 4:00 para cocinar una carpa para el desayuno de su hijo.
Existe una leyenda antigua china sobre una carpa que saltó por una compuerta alta y se convirtió en un dragón, una historia que siempre se usa como metáfora de los éxitos académicos y laborales. “Elegí la carpa para mostrar mi deseo de que mi hijo ´salte´ en el examen”, desgrana la mujer cuando esperaba inquieta fuera de un sitio de examen.
Este año es el 40º aniversario de la recuperación del Gaokao después de que fuese interrumpido durante la Revolución Cultural (1966-1976).
En los últimos años, muchos graduados de escuelas secundarias han elegido ir a universidades extranjeras. Sin embargo, la aplastante mayoría de alumnos y padres chinos consideran el Gaokao como un camino justo para que las universidades chinas seleccionen y matriculen estudiantes, además de una competición que no se pueden permitir perder.
Un informe emitido por China Education en su página web muestra que la cifra de estudiantes que participan en el examen se ha reducido de su récord de 10,5 millones en 2008, y se ha mantenido estable en alrededor de 9,4 millones desde 2014.