Según los expertos, la operación de la Marina estadounidense en el mar Rojo no podrá lograr resultados sin una escalada significativa del conflicto
La operación multinacional ‘Guardián de la Prosperidad’, anunciada por la Marina estadounidense, no tiene buenas opciones para derrotar a los hutíes, según analistas de Al Jazeera. Según expertos, la formulación oficial de la operación prevista es “garantizar la seguridad de la navegación comercial”. Sin embargo, es vaga, ya que los almirantes necesitan tareas específicas para lograr los resultados deseados.
Por el momento, los hutíes controlan la mayor parte de Yemen, así como los 450 kilómetros de costa del mar Rojo, desde donde lanzan misiles y aviones no tripulados, lo que supone una amenaza para la navegación. Al mismo tiempo, buques estadounidenses y franceses equipados con avanzados misiles antibuque tierra-aire pudieron repeler los ataques de los hutíes. Otros miembros de la coalición multinacional también disponen de este tipo de misiles. Así, la misión de la operación puede reducirse a repeler los ataques con misiles escoltando los buques mercantes con buques de guerra.
Sin embargo, los expertos cuestionan la eficacia de tal estrategia. “Es posible derribar los misiles que vuelan desde Yemen, pero no tiene mucho sentido: no se agotarán, y ni la dirección de las compañías de transporte mundiales, ni los capitanes de los buques mercantes, ni las aseguradoras estarán dispuestos a jugar a esta lotería”, afirmó Iliá Kramnik, experto ruso en fuerzas navales.
Además, como señaló Michael Horton, cofundador de Red Sea Analytics International, los hutíes solo han desplegado una parte de sus armas, sin utilizar misiles de mayor alcance, drones más avanzados y minas marinas difíciles de detectar.
Otra limitación de esta estrategia es que, a pesar de estar bien armado, un buque de guerra dispone de un número limitado de misiles y debe planificar cuidadosamente su uso, lo que permite nuevos ataques a lo largo de las rutas marítimas y, en última instancia, deja una reserva militar para la autodefensa. De este modo, debido a la gran longitud costera y a la baja velocidad de los buques de guerra, pueden permanecer bajo el fuego de misiles durante largos periodos de tiempo.
¿Un paso más hacia la escalada?
Por otro lado, los analistas de Al Jazeera indicaron que la necesidad militar puede obligar a los países de la coalición a atacar la infraestructura de misiles de los hutíes dentro de Yemen. Así, la respuesta a los disparos de cohetes podría ser preventiva en lugar de reactiva.
Según el análisis de Al Jazeera, tal operación podría suponer una escalada del conflicto y riesgos políticos para los miembros de la coalición. “Los ataques contra objetivos en Yemen tendrían una clara justificación militar. Pero, también conllevarían un claro riesgo político: el de que Occidente, en particular EE.UU., sea visto en el mundo árabe e islámico ingresando en la guerra de Gaza del lado de Israel”, suponen los expertos.
Michael Horton también apuntó a la posibilidad de una escalada grave del conflicto. “Los hutíes son maestros de la guerra asimétrica -como demuestra claramente su campaña en el mar Rojo- y responderán a los ataques liderados por EE.UU. con ataques a las infraestructuras energéticas de Arabia Saudí y EAU”, declaró el experto.
En su opinión, aunque las fuerzas de la coalición podrán defenderse de estas armas, la amenaza para la navegación comercial se mantendrá. “Los hutíes ya han cerrado efectivamente el Bab el Mandeb a muchas compañías navieras mundiales. Un conflicto de mayor intensidad en Bab el Mandeb y sus alrededores podría reducir el tráfico marítimo en el mar Rojo, o incluso detenerlo por completo, durante meses”, opinó Horton.
De este modo, los expertos concluyen que la Casa Blanca y el Pentágono se enfrentan a un dilema. Si EE.UU. no toma ninguna medida, la ruta del mar Rojo se cerrará, lo que perjudicará a las economías de varias regiones a la vez. Si la decisión de convoyar buques comerciales demuestra la incapacidad de Washington para garantizar la seguridad de la navegación, habrá grandes costes económicos y de reputación. Y por último, la decisión de lanzar ataques aéreos en territorio yemení contribuiría directamente a una peligrosa escalada que podría ser difícil de contener.