Nikolas Cruz sabía cómo manejar un arma gracias a la Asociación Nacional del Rifle y al Ejército de Estados Unidos. El acusado de perpetrar la masacre del Día de San Valentín, que tuvo lugar en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas ubicada en Parkland, Florida, ultimó a 17 personas en tres minutos, todo con un rifle semiautomático AR-15. Cruz cursó parte de sus estudios en esa escuela secundaria, pero se tuvo que cambiar a otras por su conducta violenta. Cuando fue arrestado llevaba puesta la camiseta oficial de la división junior del Cuerpo de Entrenamiento para Oficiales de la Reserva (JROTC, por su sigla en inglés), un programa de las Fuerzas Armadas de EE.UU. en escuelas y universidades del que fue miembro mientras cursaba la secundaria. Cruz también había formado parte del club escolar de tiro, que cuenta con el apoyo económico de la Fundación de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), y había llegado a ser uno de los cuatro miembros del equipo de tiro de la escuela. El Pentágono está presente en las escuelas públicas, reclutando estudiantes para el ejército. A su lado se encuentra la NRA, que coloca armas en manos de los niños.
En Florida, la edad mínima legal para comprar un rifle semiautomático es de 18 años. Nikolas Cruz tenía 19, y adquirió legalmente el arma con la cual se lo acusa de cometer esta terrible masacre. A través de sus publicaciones en redes sociales y relatos de personas que lo conocen, trascendió que tenía un profundo amor por las armas de fuego y por otros tipos de armas. “Tenía muy buena puntería”, declaró a la agencia Associated Press un excompañero del equipo de tiradores, Aaron Diener.
Pat Elder es el director de la Coalición nacional para proteger la privacidad de los y las estudiantes, una organización que rechaza el militarismo en las escuelas. También es autor del libro “Reclutamiento militar en Estados Unidos” (“Military Recruiting in the United States”). En una entrevista para Democracy Now!, el activista expresó: “Tenemos al ejército de Estados Unidos y a las otras tres ramas de las Fuerzas Armadas metidas en las escuelas secundarias, colocando armas letales en manos de jóvenes de 13 y 14 años de edad. Es hora de que esto se termine. Más de 575.000 niños y niñas participan del programa en todo el país”.
Pat Elder se opone al militarismo estadounidense desde que era adolescente. A principios de la década del 70 participó de las protestas contra el bombardeo de Estados Unidos a Camboya. Considera invasiva e insidiosa la presencia del ejército estadounidense en el sistema escolar público, que comienza con las competencias de construcción con piezas de Lego en tercer grado. En las escuelas secundarias reemplazan el Lego con armas de fuego.
Elder continuó: “El programa junior del Cuerpo de Entrenamiento para Oficiales de la Reserva es un programa de reclutamiento militar del que participan más de 3.000 escuelas. De estas, más de 1.600 escuelas participan en programas de tiro en todo el país. Así que tenemos campos de tiro en escuelas secundarias de todos los estados. Disparan rifles de calibre 177, que funcionan mediante dióxido de carbono. El proyectil principal se desplaza a 180 metros por segundo. En comparación, las municiones de un rifle de calibre 22 tienen una velocidad de entre 240 y 270 metros por segundo… [El rifle calibre 177] es un arma letal, clasificada así por el ejército”.
La Asociación Nacional del Rifle, mediante su fundación presuntamente caritativa, dona fondos a las escuelas destinados a colocar armas en manos de los niños, de lo cual alardea en su sitio web: “Desde nuestra creación en 1990, hemos otorgado casi 335 millones de dólares en subvenciones”. La NRA admite, y Pat Elder confirma, que la mayoría de sus subvenciones son en forma de “suministros o equipos para el programa”; es decir, armas y municiones. El programa de tiro de la secundaria Marjory Stoneman Douglas tuiteó hace 17 meses: “El equipo de tiro de la división junior del Cuerpo de Entrenamiento para Oficiales de la Reserva agradece a la NRA por su generosa donación de casi 10.000 dólares para actualizar y reponer equipos”.
La escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland toma su nombre de la reconocida escritora y activista estadounidense que murió en 1998 a la edad de 108 años. Stoneman Douglas fue una de las principales sufragistas del país. Luchó por el voto femenino y los derechos civiles y también era ecologista. Conocida como la “gran dama de los Everglades” por su liderazgo en la protección de los vastos humedales de Florida, combatió los intereses empresariales y de desarrollo inmobiliario. Es profundamente conmovedor que, entre los adolescentes que sufrieron el espantoso tiroteo en masa, estén surgiendo algunos de los activistas más apasionados, elocuentes y efectivos del momento. Ellos y ellas se están enfrentando a uno de los grupos de interés más arraigados del país: el lobby de las armas de fuego.
Días después de la masacre, en una manifestación a favor del control de armas en Fort Lauderdale, Emma González, estudiante del último año de la secundaria Stoneman Douglas, se dirigió a la multitud. Sus palabras se volvieron virales: “Si todo lo que pueden hacer el gobierno y el presidente es dedicar pensamientos y oraciones, entonces es momento de que las víctimas seamos el cambio que necesitamos ver… Si el presidente quiere venir a decirme en persona que fue una tragedia terrible, que nunca debería haber sucedido, al mismo tiempo que nos sigue diciendo que no se hará nada al respecto, con gusto le voy a preguntar cuánto dinero recibió de la Asociación Nacional del Rifle. Pero, ¿saben qué? No es necesario, porque ya sé la respuesta: ¡30 millones de dólares!”.
El martes, más de cien estudiantes de la secundaria Stoneman Douglas viajaron al Capitolio estatal de Florida, en Tallahassee, para exigir la prohibición de armas automáticas a nivel estatal. Mientras los jóvenes hacían su arribo al Capitolio, los legisladores votaron, por abrumadora mayoría, en contra de realizar un debate sobre la prohibición. Sin desalentarse, los estudiantes siguen luchando. Van a organizar una marcha en la capital de Estados Unidos y en ciudades de todo el país el próximo 24 de marzo. Han decidido llamarla “Marcha por nuestras vidas”.