Por Pilar Álvarez
España tiene una oportunidad única, favorecida por un Gobierno en minoría que necesita apoyos: un acuerdo político por el sistema de aprendizaje, con más de 9,5 millones de estudiantes, escribe Pilar Álvarez, en El País. Es parte de una serie muy interesante sobre las reformas que necesita España.
“Estamos preparando a nuestros estudiantes para trabajos que aún no existen, en los que tendrán que usar tecnologías que no han sido inventadas, para resolver problemas en los que no hemos pensado todavía”, dijo el exsecretario de Educación de Estados Unidos, Richard Riley.
Firmar un pacto educativo sería algo inédito en 40 años de democracia. El acuerdo podría verse favorecido por un momento político inédito, con un Gobierno en minoría que necesita recabar apoyos. Más de nueve millones de estudiantes, desde la educación infantil a la universidad, se verán beneficiados. Las altas tasas de fracaso, las posiciones modestas en las clasificaciones internacionales, los recortes y el futuro incierto de las próximas generaciones lo hacen más necesario que nunca. España, campeona de Europa en alumnos que dejan el aula antes de tiempo, está saliendo de una crisis que le ha supuesto perder 7.300 millones de euros de gasto educativo en seis años (ahora se invierten 46.000 millones entre Administraciones, entidades y familias) y ha dejado a 33.000 profesores en el camino.
El nuevo gobierno encara esta etapa con un compromiso urgente encima de la mesa: cerrar en seis meses un pacto educativo que “que dure para diez o quince años, que dé seguridad y certeza”, en palabras del exministro y ahora portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo. Más allá de si existe una opción real de cerrar un pacto entre fuerzas políticas dispares, la cuestión de fondo es hacia dónde se debe encaminar un sistema educativo en ese panorama de cambios vertiginosos al que alude Riley.