Esta semana la Agencia Central de Inteligencia, CIA, confirmó que un grupo de inteligencia ruso dirigido por Vladimir Putin, fue el responsable del pirateo informático al jefe de campaña electoral de Clinton, John Podesta y al Comité Nacional Demócrata con la intención de ayudar a que Donald Trump fuese elegido Presidente.
¿Qué significa esto para Trump? Una tormenta política que amenaza la estabilidad de su Presidencia con el congreso y Rusia, después de ser juramentado. Trump rehúsa aceptar la confirmación de la CIA, por su claro interés de iniciar una nueva supremacía militar mundial junto al líder ruso, que claramente se define por conquistar el petróleo en el medio oriente y militarizar la región para contener el terrorismo islámico.
Sin embargo, de mantener esa ambición política y rehusarse a terminar la peligrosa amistad con Vladimir Putin, el costo político en el capitolio podría ser muy alto, porque es un acto de traición defender a un líder mundial que directamente ha intervenido en un ataque a la seguridad nacional para desestabilizar el gobierno y peor aún, afectar la voluntad del pueblo en una elección. Ese es un ataque directo al mayor tesoro de esta nación que es la democracia y si a Trump no le importa, porque ha sido el beneficiado, al congreso sí; y acciones como la que el Senador republicano Lindsey Graham ha iniciado para triplicar las sanciones económicas a Rusia, Vladimir Putin y colaboradores cercanos, escalarían hasta un posible juicio por traición liderado por los senadores demócratas afectados por la derrota electoral de Hillary Clinton y respaldados por republicanos que consideran la acción de sabotaje rusa como un acto de guerra que merece ser sancionada de la manera más dura.
La Casa Blanca oficialmente ha terminado la luna de miel en la transición presidencial con Donald Trump al acusarlo públicamente de incitar el ataque cibernético, además, criticarlo por negarse a aceptar las contundentes conclusiones de la CIA que culpan a Rusia del ataque a la campaña del partido demócrata y llamarlas “ridículas”.
Para muchos miembros del Colegio Electoral quienes votaran este próximo lunes para elegir al Presidente de Estados Unidos, esta acción no es un acto leve o ridículo que debe ser ignorado como Trump pretende, y han solicitado que se les brinde un reporte de seguridad por la CIA antes de brindar su voto por Trump y ratificarlo como el próximo Presidente del país. ¿Podría esto cambiar el voto de estas personas? De algunas si, pero, no es la voluntad de la mayoría de los representantes del Colegio Electoral el anular la elección de Trump, aun cuando el acto de traición sea tan predominante y el voto popular haya sido ganado contundentemente por Clinton.
El confirmado ataque cibernético ruso es en efecto un acto de guerra. Que el Presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, el próximo veinte de enero no lo considere así, y como es sospechado elimine las sanciones económicas a Putin, amigos cercanos y Rusia como pago político por la ayuda a su elección, es un acto de traición que la mayoría del pueblo estadounidense que no voto por él, usaría para llevarlo a juicio y quitarle la presidencia, como ha sido su propósito desde el día de la elección con el reconteo de votos que fue detenido por Trump en Pensilvania y Michigan.
El mundo que nos observa está de acuerdo en algo, la Presidencia de Donald Trump será una pesadilla, y al advienen días obscuros en política con un Presidente populista errático, a quien no le importa nada, más que él mismo. Para el ciudadano común y corriente, lo único que importa es que su promesa de renacimiento económico sea una realidad, de lo contrario, el país en cuatro años no solo estará sometido a una nueva época de recesión económica, sino aun peor, de guerra total en el medio oriente, al mejor estilo de los gobiernos republicanos.
*Desde Washington DC
@waltermongecruz
Presidente Comisión Cívica Democrática