Costa Rica llegó a su tercera semana por huelga sindical contra un proyecto de reforma tributaria, mientras que el Gobierno mantiene el diálogo con los gremios, pero sin dejar de insistir en la urgencia de que el Congreso apruebe la iniciativa.
Entre los diferentes brotes de protesta en la capital los ciudadanos han realizado algunos bloqueos temporales de carreteras en las provincias de San José, Puntarenas y Limón, Ministerio de Seguridad detalló que los eventos han transcurrido de manera pacífica sin necesidad de que la policía interviniera para despejar vías.
El ministro de Trabajo, Steven Núñez, aseguró que el diálogo con los sindicatos es “importante” para “acercar posiciones”, pero el Gobierno mantiene su postura de impulsar la reforma tributaria y que los gremios depongan la huelga para conformar una mesa de negociación multisectorial.
Los sindicatos para este miércoles tienen programado un cronograma de actividades, entre ellas una gran marcha.
En reiteradas ocasiones el presidente del país, Carlos Alvarado, ha insistido en la urgencia de que la reforma fiscal sea aprobada por los diputados y defendió la iniciativa al considerarla “progresiva”.
“Sé que no es un tema popular, pero es una responsabilidad que Costa Rica ha postergado. Tenemos más de 18 años de estar discutiendo esto (reformas fiscales) en el país y no se ha tomado una decisión”, comentó Alvarado en una entrevista con el medio digital CRHoy.
El presidente reiteró que la reforma tributaria es necesaria para evitar un crisis económica como la que vivió el país en la década de 1980. “Costa Rica está en una encrucijada: podemos decidir resolver un problema con la mejor ruta viable o podemos optar por prorrogar la solución y enfrentar un problema mayor. Tengo la determinación de resolver este problema”, expresó.
Alvarado reconoció que pagar más impuestos siempre es “un trago amargo”, pero comentó que Costa Rica se encuentra en un “momento histórico” que urge “tomar decisiones valientes que pasan por socarnos (ajustarnos) la faja todos”.
El mandatario desmintió que los más afectados con la reforma tributaria sean las clases medias y bajas, como lo afirman los sindicatos en huelga.
Los datos del Gobierno indican que el 82 % del dinero que pretende recaudar con la reforma provendrán del 30 % de la población con mayores ingresos, y solo el 4,8 % se recargará al 30 % de la población más pobre.