Si la misión tiene éxito, el diseño del reactor podría actualizarse para su posible uso en Marte
La ventaja de un reactor nuclear es que no depende de la luz solar y puede generar energía continuamente, incluso en zonas de sombra perpetua. La agencia ha decidido ampliar los proyectos de tres socios comerciales contratados en 2022 por 5 millones de dólares, con el objetivo de recabar el máximo de información posible. La siguiente fase, que implica el desarrollo de una versión final, está prevista para 2025.
Los requisitos son bastante flexibles, pero la NASA especificó que el reactor debe allanar el camino para una presencia humana sostenida en la superficie lunar durante al menos 10 años. Además, su peso no debe superar las seis toneladas métricas y su potencia no debe ser inferior a los 40 kilovatios necesarios para hacer funcionar hábitats lunares, vehículos exploradores, redes de reserva o experimentos científicos. En EE.UU., esta cantidad de energía puede abastecer a una media de 33 hogares.
Una vez completada la segunda fase, la NASA tiene previsto llevar el reactor a la Luna a principios de la década de 2030. Permanecerá allí un año como experimento, seguido de otros nueve años de funcionamiento. Si la misión tiene éxito, el diseño del reactor podría actualizarse para su posible uso en Marte, indicó la agencia.