
Vista de reos de alta peligrosidad en la CECOT de El Salvador.
Costa Rica al fin ha tomado la decisión que nadie esperaba: y es que estará construllendo su primera cárcel de máxima seguridad, y lo más sorprendent, la hará inspirándose en el modelo de Bukele en El Salvador.
La imagen que mostraron parecía sacada de un documental: pabellones enormes, torres de vigilancia, muros que transmiten un mensaje contundente —aquí no hay espacio para el desorden. En el lugar habrá más de 5 000 reclusos y estarán bajo un mismo techo, y cada metro cuadrado se encuentra pensado para que no vuelva a suceder lo que tantas familias han sufrido: llamadas desde prisión, extorsiones, delincuentes controlando el crimen tras las rejas.
La referencia es inevitable: el modelo de El Salvador, con su cárcel CECOT, ha cambiado la manera en que se percibe la lucha contra la violencia. Y ahora Costa Rica quiere duplicarla, paso a paso, ladrillo a ladrillo.
Para muchos ciudadanos, esto es algo lleno de esperanza, debido a que detrás de esas paredes no solo habrá reclusos, también quedará encerrado un miedo que ha acompañado a miles de familias. Para otros, es polémico, porque se preguntan hasta dónde se puede llegar en nombre de la seguridad.
Lo cierto es que Costa Rica envía un mensaje al continente: sí es posible construir un país donde el orden le gane al caos. Sí es posible volver a caminar sin miedo.
Y ahí entra la enseñanza más profunda: Dios nos recuerda que la justicia no se trata de venganza, sino de proteger la vida de los inocentes. Poner un alto al mal es también un acto de amor hacia quienes queremos cuidar.