Düsseldorf (Alemania) – La canciller alemana, Angela Merkel, se adjudicó una victoria electoral clave en Renania del Norte-Westfalia, que consolida sus aspiraciones a un cuarto mandato en las elecciones generales del 24 de septiembre y reduce notablemente las opciones de su rival socialdemócrata Martin Schulz.
La Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel protagonizó un terremoto político al imponerse con poco más del 34 por ciento en este estado gobernado en los últimos 50 años de forma casi ininterrumpida por los socialdemócratas, que obtuvieron poco más de 30 por ciento, según arrojaron las proyecciones de los canales públicos ARD y ZDF.
Los conservadores infligieron al partido de centroizquierda la peor derrota del llamado “superaño electoral” y una especialmente amarga por tratarse de la “patria chica” donde nació y creció Schulz.
“Es un día duro para el SPD. Pero también es un día duro para mí en lo personal. Hemos perdido unas elecciones importantes”, reconoció Schulz, que calificó el resultado de “derrota verdaderamente estrepitosa”.
Los democristianos encadenaron la tercera victoria regional tras las del Sarre y Schleswig-Holstein y conquistaron el mayor éxito por tratarse de la región más populosa del país y un “peso pesado” a nivel económico, con gran concentración de industrias.
Unos 13 millones de ciudadanos, más de un quinto de todo el electorado de Alemania, habían sido llamados a votar en este “Land” en el oeste del país, fronterizo con Holanda y Bélgica.
El resultado supone un duro revés para el ex presidente del Parlamento Europeo, que ve esfumarse la euforia desatada hace solo tres meses con su nominación tras tres derrotas electorales y una última especialmente amarga.
Las cifras vaticinan el fin del Gobierno de coalición de socialdemócratas y Verdes al mando de la primera ministra socialdemócrata Hannelore Kraft, destronada ahora por el conservador Armin Laschet, un político de perfil bajo cuya popularidad nunca fue alta.
“Teníamos dos objetivos electorales: poner fin a la coalición de socialdemócratas y verdes y convertirnos en primera fuerza. Hemos conseguido las dos cosas”, se congratuló Laschet.
De acuerdo con las proyecciones de los canales, Los Verdes perdieron mucho terreno al obtener un seis por ciento (frente al 11,3 por ciento de las elecciones anteriores). El Partido Liberal (FDP) se convirtió en tercera fuerza, con entre 11,9 y 12,2 por ciento.
Los ultraderechistas de Alternativa para Alemania (AfD) consiguieron entre 7,6 y 7,7 por ciento, que les permitirá desembarcar en el decimotercero de 16 hemiciclos regionales. Los populistas de derecha han perdido fuerza, pero los sondeos a nivel nacional auguran su ingreso en el Parlamento federal en septiembre.
El triunfo en el llamado “corazón de la socialdemocracia” confirma el empuje electoral de Merkel de cara a las elecciones de septiembre, en las que busca un cuarto mandato.
Los democristianos encadenan tres victorias consecutivas en las citas regionales. Tras defender con inesperada contundencia el Gobierno en la pequeña región del Sarre el 26 de marzo, los conservadores arrebataron de forma sorpresiva el poder al SPD el 7 de mayo en el norteño estado de de Schleswig-Holstein.
El tema de la seguridad tuvo especial protagonismo en la campaña. El ministro del Interior socialdemócrata Ralf Jäger fue cuestionado por los ataques sexuales a centenares de mujeres a manos de inmigrantes del norte de África en Año Nuevo de 2016 en el centro de Colonia, la ciudad más grande del estado federado.
Merkel se hizo hoy con el segundo Ejecutivo regional en sus 11 años al mando de Alemania, en los que había perdido seis estados federados.
A nivel nacional, los sondeos más recientes dan cuenta de una ventaja de diez puntos de (37 a 27 por ciento) de los conservadores sobre los socialdemócratas del ex presidente del Parlamento Europeo Martin Schulz.
La derrota de los socialdemócratas supone un duro revés para Schulz, quien, confiado en una victoria segura, había vinculado su suerte a la de su correligionaria Kraft durante la campaña. “¡Si Hannelore (Kraft) gana en Renania del Norte-Westfalia, yo seré canciller!”, proclamó un combativo Schulz hace poco más de un mes.
Esta región de tradición industrial y minera es un bastión socialdemócrata desde 1966 -con excepción de un interregno de la CDU de 2005 a 2010- y el lugar de nacimiento de Schulz.
Tras la euforia inicial que desató la nominación de Schulz como candidato a la cancillería a fines de enero -lo que los analistas políticos bautizaron como “efecto Schulz”- los socialdemócratas se han ido debilitando y sus esperanzas de acabar con la “era Merkel” parecen ahora más lejanas.