Las actividades provenientes de la superficie del Sol pueden llegar en forma de vientos solares de alta velocidad, que tienen el potencial de producir tormentas geomagnéticas de leves a moderadas
La NASA anunció este lunes que su Observatorio de Dinámica Solar capturó el pasado domingo el momento en que el Sol lanzó una poderosa llamarada de energía electromagnética hacia el espacio, alcanzando su punto máximo a las 08:25 GMT. Asimismo, indicó que esta explosión, proveniente de la superficie solar, fue clasificada como clase X1, lo que podría provocar serias afectaciones en las señales de radio y las redes eléctricas, así como presentar riesgos para las naves espaciales.
The Sun emitted a strong solar flare on Oct. 2, 2022, peaking at 4:25pm ET. NASA’s Solar Dynamics Observatory captured an image of the event, which was classified as X1. https://t.co/OW1aF5nHWN pic.twitter.com/7qr2UigGws
— NASA Sun & Space (@NASASun) October 3, 2022
Esto se debe a que la reciente actividad del Sol puede llegar a la Tierra en forma de vientos solares de alta velocidad, que tienen el potencial de producir tormentas geomagnéticas de leves a moderadas, las cuales, incluso, llegan a generar auroras que son visibles en las regiones polares del planeta. ¿Pero podría una tormenta solar dejar sin conexión de Internet a los habitantes de la Tierra?, y si esto es posible, ¿cuál es la probabilidad de que esto ocurra?
Según el físico de la Universidad de Reading (Reino Unido), Mathew Owens, citado este domingo por Live Science, esto “podría suceder, pero se necesitaría una tormenta solar gigante”. Sin embargo, afirmó que este escenario “no es posible”, aunque subrayó que “es más probable que se apaguen las redes eléctricas”, puesto que la energía geomagnética puede interferir con los conductores eléctricos de las líneas de transmisión que transportan la electricidad desde las centrales hasta los hogares.
El 13 de marzo de 1989 se registró un corte de energía en Quebec (Canadá) durante uno de estos eventos solares, el cual duró aproximadamente 12 horas. Un caso más reciente de los efectos de las tormentas solares fue el que sucedió en febrero de este año, cuando alrededor de 40 satélites Starlink quedaron fuera de servicio, dado que SpaceX no pudo corroborar el pronóstico del clima espacial.
De acuerdo con la especialista del portal Axios, Miriam Kramer, esto sucedió porque las erupciones solares golpearon el campo magnético terrestre. Esto ocasionó que la resistencia atmosférica aumentara en al menos un 50 %, por lo que los satélites regresaron a la Tierra poco después de ser colocados en órbita.
La destrucción de algunos de estos dispositivos satelitales no compromete el futuro de Internet en absoluto. No obstante, podría colapsar si una tormenta geomagnética entorpeciera los cables de fibra óptica que están ubicados debajo de los océanos. Los cables están equipados con repetidores que se encuentran colocados a una distancia de entre 50 a 145 kilómetros entre ellos con el propósito de aumentar la intensidad de la señal.
A pesar de que los cables ya no son susceptibles a las tormentas solares, sus repetidores si lo son, y en caso de que uno de estos se desconectara, se produciría la desconexión de varios cables. Eso significaría un “apocalipsis de Internet”. Esta supuesta eventualidad se vería reflejada en la interrupción de varios servicios que están conectados a la red, desde las cadenas de suministro hasta el mercado de valores.
Una manera de proteger el acceso de Internet a nivel mundial ante una eventual tormenta solar de gran magnitud sería reforzando las redes eléctricas, satélites y cables submarinos para evitar que se sobrecarguen por la alta cantidad de corriente. Otro método es buscar mejores métodos para la prevención de tormentas geomagnéticas a largo plazo, aun cuando estas son difíciles de predecir.
Actualmente, se pueden pronosticar tormentas solares hasta dos días antes de que impacten en el planeta en función de la actividad de las manchas solares en la superficie del Sol. Pero aún no existe la tecnología que ayude a los científicos a rastrear estos eventos de la misma manera que los huracanes, aunque se espera que desarrollen técnicas para prevenir o mitigar un próximo evento.